Hace un mes, Íñigo Errejón acababa de dar el salto como candidato a las elecciones generales. Ahora, al líder de Más País le quedan poco menos de diez días para dar el último empujón y obtener unos resultado que justifiquen su paso adelante -que podría fragmentar el voto de la izquierda- y le sirvan para ser clave en el desbloqueo de la formación de Gobierno. Un esprint final en el que seguirá buscando el apoyo de los indecisos y de aquellos que, tras las fracasadas negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos, se han cansado de dimes y diretes.

Con presencia solo en 18 provincias -donde creen que sumarán al bloque progresista-, Errejón juega con el hándicap de liderar un partido nuevo que tendrá que dar a conocer. No obstante, confía en movilizar a aquellos que están decepcionados con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, a los que reprocha que hayan dado una segunda oportunidad a las derechas. Así, fía a estos días remontar unas encuestas que les sitúan con tres o cuatro diputados y sin grupo propio en el Congreso.

Además, el comienzo de la campaña de Errejón ha resultado accidentado después de que saliera a la luz una campaña en Facebook que usa la imagen del político madrileño para desmovilizar el voto a las fuerzas de izquierda. Unos hecho de los que, aseguran, son responsables en el PP.