Los potenciales aliados de Pedro Sánchez para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene se mueven, unos para alejarse del Gobierno y otros para acercarse. Mientras ERC asume que el giro de Ciudadanos a raíz de la pandemia del coronavirus coronavirusle ha hecho perder influencia en la Moncloa, los naranjas muestran su absoluta disposición a negociar las próximas cuentas, tanto si el PP participa en ese proyecto como si no.

El portavoz de los republicanos en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, uno de los dirigentes del partido de Oriol Junqueras más proclives a tender puentes con la coalición del PSOE y Unidas Podemos, reconoció ayer que ERC ya no es «tan imprescindible» para el Ejecutivo, debido a la «activación» de Cs como «actor político» tras la aprobación del estado de alarma, cuyas prórrogas apoyaron siempre los liberales. «Eso nos tiene que hacer reflexionar y hacer replantearnos nuestra estrategia a la hora de negociar con quien sea», dijo Rufián en una entrevista con Europa Press.

La distancia entre el Gobierno y ERC se amplía cada semana. Los últimos roces han venido por la suspensión por parte de la Justicia del tercer grado a los presos independentistas y por la no convocatoria de la mesa de diálogo en julio, en contra del compromiso alcanzado entre el Ejecutivo y los republicanos.

Malestar de Podemos

Aun así, en la Moncloa siguen considerando más probable pactar los Presupuestos con ERC que con Cs, debido a la sintonía en políticas de izquierdas y el malestar de Unidas Podemos si Sánchez sellase un acuerdo con los liberales. Pero el presidente continúa instalado en la equidistancia entre unos y otros, llamando a ambos a negociar, obviando que republicanos y naranjas se vetan mutuamente.

Rufián cree que un entendimiento entre el Gobierno y la formación de Inés Arrimadas sería «nocivo» para el país, pero «más sencillo» de forjar, porque la UE exigirá «recortes» a cambio de que España reciba los cerca de 140.000 millones de euros en fondos de reconstrucción, algo que niega Sánchez, quien insiste en que estas ayudas no traerán consigo retrocesos sociales. En todo caso, el dirigente republicano avisó al Ejecutivo de que debe elegir entre los 10 diputados de «derecha» del partido liderado por Arrimadas, que se hace «fotos en Colón con Vox y el PP», quiere «cargarse» la mesa de diálogo y aprobar el contrato único, o bien los 13 escaños de la izquierda independentista catalana, que apuesta por el «diálogo» y por políticas que ayuden a salir del «agujero» provocado por la crisis del coronavirus.

Una nueva disposición

Cs, mientras tanto, continúa mostrando que está dispuesta a pactar. Los naranjas han intentado ejercer de eslabón entre el PSOE y el PP, pero ahora ya no condicionan la presencia de los conservadores a la hora de abordar los Presupuestos del próximo año. El partido de Arrimadas solo pensará «en lo que es mejor para los españoles» y «no mirará a quién tiene a los lados o a su espalda», explicó a Efe su portavoz parlamentario, Edmundo Bal. Pero Ciudadanos, a diferencia de ERC, no quiere ejercer de «socio preferente» de Sánchez y Pablo Iglesias. «Lo hemos dejado clarísimo en todas nuestras intervenciones. Este es un Gobierno malo para España. No nos gusta nada», explicó Bal a EFE.

Las barreras de los liberales para negociar las cuentas son cada vez más bajas. En un primer momento, Ciudadanos ciñó el diálogo con el Gobierno a las medidas urgentes contra la pandemia, como el estado de alarma y las ayudas a colectivos. Después, se abrieron a los Presupuestos, pero dejando claro que si ellos estaban no estarían los «nacionalistas».

Ahora, al no condicionar la negociación a la presencia del partido de Pablo Casado, que ya ha dejado claro que no participará en la elaboración de las cuentas, dan por buena la presencia de grupos como el PNV y el BNG, sin cuyo concurso, aunque Cs apoye, la iniciativa no saldría adelante en el Congreso.