La llamada de un vecino de Sant Cugat del Vallés ayer lunes por la mañana provocó un enredo entre los Mossos d’Esquadra y el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) frente a la casa del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena. Al vecino le inquietó la presencia de dos desconocidos frente al domicilio del magistrado y, temeroso de que pudieran estar tratando de asaltarla, llamó al 112 para dar la voz de alarma subrayando que el dueño era el magistrado Llarena. La propietaria del inmueble es en realidad la mujer del juez y se trata de una casa que frecuentan aunque no es su residencia habitual. La llamada del vecino activó varias patrullas de los Mossos. Existía la posibilidad de que pudieran ser ladrones que ignoraran a quién estaban a punto de robar. Pero preocupaba mucho más la posibilidad de que pudiera tratarse de una acción de protesta contra el encarcelamiento de los políticos catalanes -Llarena es el juez que mantiene la pena de prisión preventiva para el exvicepresidente Oriol Junqueras, cinco exconsellers y el expresidente de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Jordi Sànchez, y el líder de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart-. Los Mossos llegaron cuando los dos sospechosos todavía no se habían marchado y pudieron sorprenderlos junto a la entrada del piso de Llarena. Pero había más sorpresas.

Dispositivo ‘Minerva’

Los agentes de la policía autonómica instaron a los dos hombres a identificarse y estos resultaron ser dos agentes de paisano del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) que estaban realizando discretamente tareas de protección y vigilancia del domicilio del juez. Algo que los Mossos desconocían. La policía catalana mantiene activado desde la semana pasada el dispositivo Minerva, un operativo desplegado, dada la situación política actual que se vive en Cataluña, para contener posibles ataques contra sedes de partidos políticos e instituciones judiciales, entre otros objetivos.

El juez Llarena, que ayer se desplazó desde Madrid a Barcelona para asistir a la entrega de despachos a los nuevos jueces a cargo del Rey, un acto en el que también participó su esposa, Gema Espinosa, en tanto que es la actual directora de la Escuela Judicial, fue a finales de marzo objetivo de varias pintadas de la organización independentista Arran. Miembros de este grupo afín a la CUP escribieron «Llarena fascista» en una calle de Das, en la Cerdaña, frente a lo que inicialmente se pensaba que era la casa del magistrado en esta localidad. Sin embargo, después resultó ser que su domicilio estaba en otra zona, aunque el Consejo General del Poder Judicial consideró igualmente que los hechos constituían un acto de coacción al juez.