El primer juicio contra el excomisario José Manuel Villarejo se ha convertido en un altavoz inmejorable para exponer su línea de defensa, consistente en ser víctima de una persecución por haberse enfrentado al entonces director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, "cuando nadie se atrevía a hacerlo". Un protagonismo que quedó eclipsado cuando entró en escena, como testigo, Corinna Larsen, que refrendó al acusado a la hora de asegurar que fue amenazada por el exresponsable del CNI y que este actuaba por orden de quien había sido su amigo, Juan Carlos I.

Así, acusado y la primera testigo, que por videoconferencia desde Londres coincidieron en acusar a Sanz Roldán de todos sus males. Extremos totalmente desmentidos por el propio Sanz Roldán, que como testigo negó incluso conocer a Villarejo y que tuviera relación con el CNI. Por supuesto, negó haber ido a Londres a amenazar a Corinna Larsen o haber mandado "mercenarios" o agentes a sus oficinas de Mónaco para registrarlas o evitar los "paparazzi", según dice Larsen que le dijo el rey emérito.

Villarejo, que está acusado de calumniar a Sanz Roldán, por decir que facilitó una foto suya bajando de un avión que frustró una operación antiterrorista, pero también de denuncia falsa por decir en un programa de televisión que había amenazado a la empresaria, sostuvo que siempre actuó por su amor a la patria y jalonó sus declaraciones con referencias a las operaciones de inteligencia y en la lucha antiterrorista en las que se jactó de participar.

Sin ser del CNI

Con su habitual verborrea, quiso mencionar sin que tenga relación alguna con los hechos por los que el fiscal pide para él dos años de cárcel los atentados del 11-M y hasta se permitió dejar caer que el CNI sabía del riesgo de "ciertos imanes" en Catalunya, porque lo había hecho constar en notas "que se han hecho desaparecer". Todo un experto en la alimentación de teorías conspiranoicas, llegó a decir que una fuente "muy importante" había alertado de un atentado en Barcelona que se descartó por venir de una fuente que ya había trabajado para el CNI y "en realidad era un espía marroquí".

Un dato que fue negado tajantemente por Sanz Roldán: "Nunca supe que Villarejo tuviera relación alguna con el CNI y cuando por estos hechos (en referencia a la foto y las amenazas) tuve alguna idea, tomé las medidas oportunas para que no la hubiera", aseguró. Según sus palabras, nunca había hablado con Villarejo y en el mismo juicio había sido la primera vez que le veía.