Tras casi ocho décadas de forzado olvido, hace unas semanas se retomaron las exhumaciones de fosas en el cementerio de Paterna. Son las primeras que se realizan en la Comunitat Valenciana con apoyo institucional desde que Mariano Rajoy se convirtió en presidente del Gobierno en el 2012. Antes solo dio tiempo a abrir una desde que se aprobó la ley de la memoria histórica. Acabar con las ayudas para que los familiares de víctimas de la guerra civil y el franquismo pudieran sacar a los suyos de fosas comunes es una de las pocas promesas electorales que ha cumplido.

Y lo ha hecho a conciencia. Desde su primer presupuesto en el 2013 hasta las cuentas para el 2017, la cantidad destinada a esta partida de la ley de la memoria histórica dle 2007 ha sido la misma. Cero euros. En este tiempo la única exhumación en la comunidad tuvo lugar en Borriol (Castellón) y se sufragó con una campaña de micromecenazgo. Pero, ahora, varias instituciones valencianas han puesto en marcha, o preparan, programas de subvenciones para retomar el trabajo.

En Les Corts se aprobará en breve la ley de memoria democrática, que incluye el mandato de destinar una partida de más de cuatro millones de euros a exhumar las cerca de 350 fosas que ya hay catalogadas. Pero, mientras, la Diputación de Valencia ha apoyado con una subvención de 165.000 euros los trabajos en dos fosas de este cementerio que podrían contener los restos de unas 70 personas.

"Lo que no puede ser es que en este país, después de 42 años, todavía tengamos a las víctimas en fosas comunes", lamenta la diputada de Esquerra Unida y responsable del departamento de Memoria de la institución provincial Rosa Pérez. "Esto ha de ser una obligación de las administraciones; siempre lo hemos pedido y ahora que estamos en ellas ha sido uno de nuestros objetivos", explica.

En este recinto ya hay catalogadas unas sesenta, pero puede haber más. Está a pocos metros del llamado Paredón de España y de El Terrer, en los que fusilaron a 2.238 presos republicanos. Casi todos los cuerpos acabaron allí. Pero entre el tiempo que se dedicó a la elaboración de ese mapa y las trabas administrativas que en aquel momento pusieron las administraciones autonómicas y locales en manos del PP apenas dio tiempo a abrir una.

Se hizo gracias al impulso de Pepita Celda, pero cuando se encontraron los restos de su padre y de sus compañeros, que estaban enterrados arriba en ataúdes, tras sobornar sus familias al enterrador, se volvió a cerrar. Y parece que quedaron cerca de doscientos cuerpos en la parte inferior.

LA FALSA 'PISTA LLOPIS'

Dolores, de 86 años, e Isabel, de 80, ayudaron a quitar las primeras capas de tierra de la ‘fosa 82’ en busca de los restos de sus padres, dos jornaleros afiliados a sindicatos. Dolores recuerda haber visitado esa zona poco después de que su padre fuera fusilado para dejar una placa con su nombre. "Pero la quitaron", lamenta. Y con ese gesto se perdió la referencia. Así hasta que, tras 12 años de búsqueda,Eduardo Ortuño, hijo de Isabel, dio con la 'pista Llopis'.

Su investigación le permitió acceder al listado de los veinte presos que fueron fusilados entre el 25 y el 27 de octubre de 1939, entre los que estaba su abuelo Bautista Cualladó y también Vicente Llopis Blasco. Su nombre estaba en el ‘llibre mare’, el registro original del cementerio. "Nos ocultaron papeles, no nos han facilitado lo necesario. Siempre hemos tenido problemas. Para conseguir un papel te dan muchas patadas. Ha sido un infierno. El PP no nos ha facilitado nada", relata Ortuño, que recuerda que, dada la edad de su madre, "es una carrera contrarreloj".

Pero, tras varias semanas de trabajo, solo aparecieron seis de los 20 cuerpos que esperaban encontrar: una mujer, tres niños y dos hombres con sendos 'tiros de gracia' que entienden que serían Llopis y Vicente Maiques, los dos que aparecían en el registro, según explicó esta semana Miguel Mezquida, responsable de Arqueoantro, y que dará parte a la justicia. "Con la ley de amnistía y al prescribir los crímenes a los 20 años, no lo consideran materia judicial, pero nosotros haremos unos informes y los presentaremos en los juzgados y ellos dirimirán", señala Mezquida. Y ellos seguirán buscando.

Ya se ha abierto la 'fosa 113', donde ya han aparecido 12 de los 60 cuerpos que esperan encontrar, de los que al menos cuatro son de fusilados. En unos tres meses, esperan poder abrir la 'fosa 92', que es la que la memoria de Dolores le señalaba como la de su padre. "Si lo encuentro me podré morir tranquila porque podré estar con él cuando me vaya. Ya que no pude estar con él en vida, quiero estar después", señala.

Dolores incineraría a su padre y pondría fin así a un drama que incluyó otros. "Cuando mi madre se quedó viuda vino un guardia del pueblo y se quiso aprovechar de ella. Yo me puse en medio y se fue; llamó a la Guardia Civil, que me pegó y me encerraron durante un día", recuerda.