Con la investidura bloqueada y la cuenta atrás hacia la primera votación activada, el barómetro oficial del Gobierno metió ayer un poco más de presión al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que se resiste a dar sus votos al candidato socialista, Pedro Sánchez. Si el 10 de noviembre se tienen que repetir las elecciones generales, el PSOE las ganaría con una subida de 11 puntos respecto al último dictamen de las urnas, el 28 de abril pasado, mientras que los morados seguirían perforando su suelo. Es decir, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que dirige José Félix Tezanos, provocar unos nuevos comicios sería un mal negocio para Podemos.

Los socialistas siguen subiendo en intención de voto, con un 39,5% y 10,9 puntos más que en las elecciones del 28-A (tres más que en el sondeo de mayo). La encuesta se dio a conocer al día siguiente del anuncio de la fecha del debate de investidura, del 22 al 25 de julio, y coincidiendo con la incertidumbre sobre una posible repetición electoral ante la falta de acuerdo para que Sánchez recupere la Moncloa.

CONTEXTO «ATÍPICO» / Unidas Podemos se adjudica la mayor caída en un barómetro cuyo trabajo de campo -entre el 1 y el 11 de junio- coincidió con su enésima crisis interna tras los batacazos en las urnas de abril y mayo. En esta ocasión, el CIS optó por no cocinar los datos y se limitó a efectuar un cálculo de voto directo sobre voto emitido. De hecho, en su explicación del sondeo, la institución pública reconoce que la encuesta está condicionada por la cercanía de las elecciones y, por lo tanto, es propia de «una situación atípica en términos de clima social».

En el bloque conservador, un nuevo asalto electoral en otoño debilitaría a PP y Vox, mientras que Ciudadanos repetiría su registro de abril y solo cedería medio punto con respecto al de mayo. Pero aquí de nuevo cabe reseñar que el muestreo se elaboró dos semanas antes de que se desatasen las hostilidades internas en el partido naranja, con la dimisión de dos dirigentes por no compartir la estrategia de Albert Rivera de giro a la derecha y portazo a la investidura de Sánchez.

‘SORPASSO’ ANTES DE LA CRISIS / Antes de que eso sucediese, el CIS auguraba el sorpasso del PP a Cs. La formación de Pablo Casado, con un 13,7%, mejora su dato de mayo (11,4%), pero quedaría por debajo del 16,7% que cosechó en las generales, cuando sí quedó delante de los naranjas. Y nuevo revés para Vox, que ya había perdido en el barómetro de mayo la mitad del respaldo electoral y ahora sigue igual; el 28 de abril logró un 10,3%, en la encuesta de mayo cayó al 5,1 y ahora repite. Entre las fuerzas independentistas catalanas, solo ERC no sufre desgaste, al mantenerse en el 3,9%, mientras JxCat cae siete décimas, hasta el 1,2%.

Con todo, el barómetro de junio, cuyo trabajo de campo se efectuó una semana después de la jornada electoral del 26 de mayo, eleva hasta su máximo histórico desde 1985 la preocupación de los ciudadanos por la política, los partidos y los políticos en general, que ya es citado como uno de los tres principales problemas del país por un 32,1% de los españoles, cuatro puntos más que hace un mes.

De hecho, ningún líder político logra el aprobado en la evaluación de los encuestados. Casado es el único que mejora su nota, al subir del 3,2 en mayo al 3,4, mientras que todos los demás bajan, pero especialmente Iglesias, del 4,2 al 3,4. El mejor puntuado sigue siendo Sánchez, con un 4,8, pero pierde el aprobado de 5,2 que se adjudicó en mayo, seguido de Rivera, (3,8), y del líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón (3,7). El jefe de filas de Vox, Santiago Abascal continúa como farolillo rojo (2,6).

En paralelo, la encuesta refleja que la mitad de los votantes del PSOE y Unidas Podemos son partidarios de cambiar la Constitución para facilitar la investidura del presidente del Gobierno, de manera que se permita la elección al primer intento por mayoría simple sin necesidad de recabar la mayoría absoluta que se exige en la actualidad.

Respecto al debate territorial, el 43,3% de los españoles apuesta por no reformar el Estado de las autonomías, lo que supone su cota más alta desde el 2012, el año en el que se comenzó a preguntar por la organización territorial de España.