Podemos ha pasado de la ilusión para asaltar los cielos al psicodrama en poco más de dos años. Cinco grandes sacudidas han abierto heridas profundas en sus dirigentes y han transformado a la fuerza morada en un partido abierto en dos. Estos son los momentos que han acelerado la ruptura.

1.SALIDA DE MONEDERO

El fundador Juan Carlos Monedero se marcha en abril 2015, en plena antesala de las elecciones autonómicas, en medio de la tormenta desatada por las presuntas irregularidades fiscales al declarar trabajos de asesoría en Venezuela. El que era ‘número tres’ se marcha tras unas declaraciones que incendian el partido, en las que dice sentirse “engañado y traicionado” por los suyos. Aunque Pablo Iglesias acuerda con él la salida, las grietas con Íñigo Errejón empiezan a abrirse. El secretario general constata por primera vez que su criterio no es mayoritario y estrecha su acercamiento a otros colaboradores como Rafael Mayoral, Irene Montero y Juanma del Olmo.

2. PASCUAL, FULMINADO

Un año después la grieta se abre definitivamente. Iglesias destituye de forma fulminante al secretario de Organización, Sergio Pascual, cargo de la máxima confianza de Errejón, en marzo de 2016. La decisión la conoce antes la prensa que el propio afectado. El líder alega “pérdida de confianza” y su entorno le acusa de construir una estructura paralela a la sombra, amparada por el ‘número dos’. Errejón desaparece durante diez días y cuando vuelve admite que no comparte la decisión pero evita desmarcarse con claridad de Iglesias. Podemos elige entonces a Pablo Echenique como sucesor de Pascual, un dirigente que procede de la corriente anticapitalista y que, en ese momento, todavía no estaba encuadrado en el pablismo, al que llega meses después.

3. GIRO RADICAL

El clima de entusiasmo que se vive el 20-D tras una remontada que reactiva a las bases se desvanece en el pinchazo del 26-J. Entre ambas fechas, Iglesias incendia el Congreso con discurso de “la cal viva” y su propuesta para formar un gobierno de coalición con Pedro Sánchez fracasa. En las segundas elecciones, la alianza con IU -que Errejón aceptó a regañadientes- no logra el ‘sorpasso’ sobre el PSOE y la fuerza morada pierde un millón de votos en la repetición de los comicios. Iglesias se marcha de vacaciones con su nuevo entorno y, a la vuelta, en septiembre, sube a los escenarios de la campaña gallega y vasca con su apuesta por la radicalidad. No consulta el giro político a la cúpula del partido. Errejón le responde en Twitter y se desata la confrontación entre sus respectivos partidarios en las redes.

4. FUGAS PABLISTAS

El pulso previo a Vistalegre 2 son las primarias de Madrid, en noviembre de 2016. La capital es el corazón de Podemos, de donde procede el núcleo duro de dirigentes morados. Por sorpresa, un grupo de dirigentes pablistas sale de ese entorno y se encuadra en el errejonismo. Su cambio de filas se da a conocer con la candidatura a las primarias. Perfiles como Tania Sánchez, Miguel Vila o Edu Rubiño se suman a la candidatura de Rita Maestre, que confronta con el oficialista Ramón Espinar. Gana el candidato pablista, pero el corrimiento de fuerzas enerva al secretario general, que lo ve como una traición. La consulta interna, el 22 de diciembre, para decidir las normas de Vistalegre 2 también la gana Iglesias pero con un margen tan ajustado (2.000 votos) que evidencia que Errejón tiene la mitad del partido.

5. CAMPAÑA SUCIA

La llegada de Espinar al poder en Madrid se traduce en 12 destituciones de errejonistas. Entre ellos, el hasta entonces portavoz en la Asamblea, José Manuel López. Errejón lamenta la decisión en Twitter y el entorno pablista lanza la campaña #ÍñigoAsíNo en plena navidad. El juego sucio y las acusaciones cruzadas evidencia la dificultad de ambos dirigentes para llegar a un acuerdo e ir en la misma candidatura a Vistalegre 2. Iglesias plantea la campaña como un plebiscito y amenaza con dimitir. Ante este clima, la fundadora Carolina Bescansa -cercana al pablismo- dimite afeando a ambos en “choque de trenes”. Echenique busca por su cuenta un sistema de votación que favorezca a Iglesias, aunque la empresa Agora Voting lo evita. El cónclave empieza con apelaciones de las bases a la unidad pero con los dirigentes enfrentados.