Este 9 de Octubre los focos mediáticos estarán más pendientes del Parque de la Ciudadela de Barcelona que del Palau de la Generalitat de Valencia pese a que sea el día de la Comunitat Valenciana. La crisis de Cataluña ha desbaratado la ‘hoja de ruta’ que aspiraba a que la primera quincena de octubre el ‘problema valenciano’ se hiciera hueco en la agenda estatal. No solo ha habido un efecto eclipse, sino que también ha tensado las costuras internas de algunos de los principales actores del tablero de esta autonomía.

Después de dos años de legislatura, se había alcanzado un acuerdo general para trasladar al resto del Estado la grave infrafinanciación de la Comunitat para lograr un cambio de criterio. La denuncia de marginación en los últimos Presupuestos Generales del Estado pareció ser la argamasa final. Todos los partidos de las Corts firmaron una declaración contra esas cuentas. Además, organizaciones sociales, sindicatos y patronal estaban dispuestos a encabezar en esta primera quincena de octubre una manifestación para reivindicar un trato justo, después de que culminara en Madrid la campaña a favor del Corredor Mediterráneo impulsada por el poderoso lobi de empresarios AVE. Pero nada ha salido como se esperaba.

Llamada al orden

Las ‘centrales’ del PP y Ciudadanos llamaron al orden a los suyos, que se descolgaron de la unidad. Después, el ‘problema catalán’ ha hecho desaparecer el valenciano. Tres ejemplos. Tras meses ignorándolo, Mariano Rajoy convocó al 'president' de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, en la Moncloa el pasado 7 de septiembre, en medio del polémico pleno del Parlament catalán que aprobó las leyes para dar soporte jurídico al referéndum del 1-O. “Hay una crisis territorial que va más allá del conflicto con Cataluña”, subrayó Puig tratando, sin éxito, de que se abriera el foco. El 3-O AVE había organizado un potente acto en IFEMA a favor del Corredor, pero el titular que salió del recinto ferial madrileño fue la preocupación que Juan Roig, el dueño de Mercadona, expresó en nombre del sector por Cataluña. Para cerrar el círculo, el Parlament catalán eligió como fecha para recibir los resultados del referéndum este lunes, 9 de octubre, y aunque el pleno está suspendido por el Tribunal Constitucional, se celebre o no, la noticia estará en Barcelona.

De hecho, incluso en Valencia las previsiones informativas del día están vinculadas a Cataluña, desde la recogida por Joan Manuel Serrat del premio que le ha concedido la Generalitat al temor, tras la tensa manifestación de España 2000 contra un acto a favor del 1-O, de que la ultraderecha provoque incidentes en la procesión matinal de la Real Senyera y en la manifestación vespertina de partidos y asociaciones de izquierda, a la que la CUP, Arran y otros colectivos se han unido con el lema propio ‘La independència és l’únic camí’. La Delegación del Gobierno, ante la amenaza yihadista, había anunciado al menos un dispositivo de seguridad como el del año pasado, pero parece que será mayor. Y la Policía Local de València incrementará el suyo en más de un 30%. La otra manifestación, la de la financiación, primero dejó de ser unitaria al descolgarse el PP y, con los populares, la patronal, y luego cambió de fechas, hacia un anodino 18 de noviembre.

Tensión en el Consejo

También las costuras internas del Consejo y de los partidos que le dan apoyo se han tensado. La vicepresidenta Mónica Oltra cabreó a sus socios del Bloc al pedir que Puigdemont retirara el referéndum y al PSPV al recordar durante el 1-O que el PSOE “se abstuvo en la investidura de Mariano Rajoy y ahora se abstiene de buscar una solución”. Un mensaje parecido llegó desde Podem, que da apoyo externo al Consell. “Y bajo los porrazos y la pérdida de Cataluña se escucha, de forma ensordecedora, el silencio del PSOE”, escribió Antonio Estañ, su secretario general. Manolo Mata, 'síndic' socialista, advirtió que estos mensajes estaban “enturbiando” las relaciones. “Duele y mucho que los insultos vengan de compañeros de viaje a los que te has unido para mejorar este mundo diabólico. No es razonable”, apuntó.

Incluso los aparentes beneficios objetivos de la situación en Catalunya han creado conflictos. Tras el anuncio de que el Banc Sabadell y Caixabank trasladarán a Alicante y a València sus sedes sociales, el Consejo lamentó el contexto pero les dio una bienvenida que Estañ comparó con el recibimiento a Mr. Marshall. Incluso dentro de Compromís hubo posiciones públicamente enfrentadas. Hubo quien lo celebró y lo vinculó a la credibilidad que tiene la Comunitat, pero el diputado Josep Nadal lo rechazó por ser el Sabadell parte del fondo que controla el Hospital concertado de La Marina.