El PP ha presentado este lunes su surtido de propuestas a llevar a cabo en la Moncloa si es que Pablo Casado logra ser el próximo inquilino. Pero más allá de un mero programa electoral, es toda una declaración de intenciones y una puja de dureza contra Cataluña para medir el pulso en el centroderecha.

Los populares presumen de 500 medidas contractuales con los españoles y, sin duda, las más patrocinadas son aquellas medidas legislativas contra el 'procés', como una ley de lenguas que haga del castellano lengua vehicular, una ley de símbolos que prohíba insignias independentistas en en espacio público, la tipificación en el Código Penal del "delito de referéndum ilegal", una modificación de la ley para evitar que la cúpula independentista que está siendo juzgada en el Tribunal Supremo pueda acceder a indultos, una ampliación de la ley de financiación de partidos políticos para cortar las subvenciones a los condenados por "sedición y rebelión", y la ilegalización vía ley de partidos de "los que alienten la ‘kale borroka’ o sangrientos terroristas".

Una de las novedades que incluye esta lista de voluntades es la posibilidad de que se legisle para garantizar los juramentos de cargo público en base a la Constitución, "como es debido sin añadidos", en alusión al imperativo legal que acentúan los independentistas.

La plana mayor del partido se ha conjurado en un hotel de Barcelona, entre los que han destacado el líder del PP, Pablo Casado, la candidata por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, la postulante para las elecciones europeas, Dolors Montserrat, el dirigente del PPC, Alejandro Fernández, y los expresidentes del PPC, Xavier García Albiol y Alícia Sánchez Camacho.

Todo contra Sánchez

Casado no ha dejado ningún dardo en su cargador contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Más allá de hurgar en sus "complicidades con los separatistas y los batasunos", ha alargado sus críticas hasta el punto en el que ha espetado que Sánchez "prefiere manos manchadas de sangre que manos pintadas de blanco", en alusión a las manifestaciones contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco en el 1997, y ha proseguido aseverando que "prefiere manos pintadas de amarillo que manos abiertas a todos los españoles".

"Sánchez necesita el apoyo de aquellos separatistas que han ejercido el golpismo y de los proetarras que han ejercido el terrorismo. Lo promueve, lo acepta, lo ampara, lo reconoce y necesita normalizarlo. Ha cruzado la verdadera línea roja, la que no se había visto en la democracia, se está convalidando la violencia y deslealtad como requisito electoral. Está intentando blanquear lo que no se puede blanquear y está ensuciando y ensombreciendo nuestra historia democrática", ha inaugurado Casado, para erigirse acto seguido como "el único antídoto frente al separatismo y al relato falso del terrorismo".

El líder de los populares ha afirmado que Sánchez "tiene un plan que va directo a la independencia de Cataluña" y que "tiene que negociar su programa con Quim Torra, Arnaldo Otegui y Carles Puigdemont". "Los enemigos de España ahora son los aliados de Sánchez", ha apostillado, no sin tachar al presidente de ser un "peligro público".

El portazo del PSOE a celebrar un cara a cara con Casado tampoco ha agradado a las filas conservadoras: "No quiere debatir porque no puede. Ha sido vapuleado por la verdad, la dignidad, en el Congreso", ha valorado.

Casado ha aprovechado los micrófonos para llamar de nuevo a concentrar el voto en el PP -"unir el voto para unir España"-, y ha asegurado que tratará de llegar a acuerdos con Ciudadanos y Vox después de la cita en las urnas. "Que no nos den lecciones, que somos los que más hemos pactado", ha disparado, y tras argumentar su apuesta liberalconservadora ha zanjado que "menos votos al PP son más escaños para Sánchez".

"La dictadura blanca"

Álvarez de Toledo ha asegurado que presentan un "proyecto político y moral de largo alcance" para "empoderar a los demócratas" para "impulsar una auténtica devolución de autonomía" y encarar de frente "lo más urgente": "el rescate democrático de Cataluña". "Frente a los planes y proyectos CDR nuestra RDC; rescate democrático de Cataluña y de los catalanes", ha proclamado. Y ha citado una entrevista a Josep Tarradellas en el 1985, en la que, según sus palabras, advertía de que hay una "especie de dictadura blanca, más peligrosa que la roja porque no asesina, no mata, pero se apodera del país", y ha añadido que esto es lo que sucede en Cataluña y que es su misión "deshacer lo que otros han hecho".

La candidata popular por Barcelona ha cargado contra el independentismo por "apropiación indebida del espacio público", "adoctrinamiento a niños y adolescentes", "una televisión pública más sectaria y más cara de España", "intentos de crear una policía política paralela" y la "creación de una unidad especial al servicio de un proyecto xenófobo". Y ha apostillado que los nacionalistas "deben asumir el coste moral de serlo, como ocurre en otros países, que es una vergüenza".

Sus críticas también se han dirigido al presidente del Gobierno y le ha acusado de "no solo no tener un plan para reforzar constitucionalismo, sino que su plan es debilitarlo y legitimar el nacionalismo". "Su plan es mas nacionalismo y menos democracia", ha censurado.