Faltan 10 días para el congreso del PP en el que se elegirá al sucesor de Mariano Rajoy y los dos candidatos están con una mano, espada en alto, y con la otra echando números con los compromisarios que apoyarían a cada uno. Soraya Sáenz de Santamaría, la ganadora por la mínima en la primera vuelta, insiste sin éxito en que Pablo Casado dé un paso al lado, se integre en su equipo y no ponga en peligro la «unidad» del partido. El diputado palentino, por su parte, considera que el PP no saldrá reforzado del proceso interno que está viviendo si no avanza en el «debate ideológico» y se siente legitimado a llegar «hasta el final» porque obtuvo solo 1.500 votos menos que la ganadora.

Los nervios en las dos candidaturas son evidentes. Cada uno por diferentes razones. Casado sabe que sobre él pesa la posible imputación por la investigación de su máster en la Universidad Rey Juan Carlos. Esa noticia acabaría con las posibilidades del diputado y supondría el triunfo directo de Santamaría.

La exvicepresidenta, por el contrario, teme que entren en escena sus contrincantes de la primera vuelta y su mantra de que debe presidir el PP «la lista más votada» se vea ahogado por la realidad de los números: Santamaría logró el 36% de los votos y el 64% se repartió entre los otros cinco candidatos. Con especial inquietud se aguarda lo que pueda decir María Dolores de Cospedal y algunos de sus respaldos más significativos, sobre todo barones y exministros.

Además, queda por saber si algunos dirigentes que optaron por el silencio en la primera fase van a acabar mostrando sus preferencias. Es el caso del por ahora discreto presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Según fuentes del PP gallego, no le ha sentado bien un tuit del sábado de Santamaría en el que la exvicepresidenta obvió parte de la declaración original del líder autonómico.

La candidata se hizo eco del titular de un medio de comunicación: «Feijóo aboga por una candidatura muy fuerte, una candidatura única». Y le dio las gracias, dando a entender que la apoyaba a ella y alentaba la retirada de Casado. Sin embargo, la declaración completa incluía un apunte importante. Feijóo había defendido que se puede llegar a la candidatura única «antes, durante y después» del congreso extraordinario del PP.

DEBATE SOBRE EL DEBATE / A la espera de ver qué hacen estos relevantes dirigentes ante la batalla final, los dos aspirantes se han enzarzado en el debate sobre el debate. Casado pidió el fin de semana un cara a cara, algo a lo que Santamaría está de acuerdo, pero con la boca pequeña. En privado, los asesores de la ganadora creen que un acto así subrayaría «las distancias». Un portavoz de la exvicepresidenta comentó que ella «ha debatido con muchísima más gente» y «más difícil» que Casado y que, si la Comisión Organizadora del Congreso (COC) acaba proponiendo un cara a cara, la preocupación de Santamaría «es cercana a cero».

La COC se reunió este lunes y proclamó los resultados definitivos de las primarias, con variaciones mínimas. Además, la organización también cuenta ya con la lista de los 3.184 compromisarios (votados por los afiliados) que tendrán la palabra en el congreso y se la ha facilitado a ambos equipos.

Asesores de la ganadora aseguraron que la exnúmero dos de la Moncloa puede ganar «con más que claridad» porque han contactado con compromisarios que a priori apoyaban a Cospedal y les han ofrecido su apoyo. Uno de los principales colaboradores de Santamaría, que también denunció la «enorme falta de experiencia» de Casado al ver cómo el aspirante afronta «esta segunda fase», le afeó que ahora defienda posiciones duras sobre el aborto y en la relación con los independentistas pese a callar en los últimos años en las reuniones del partido.

La única sintonía entre ambos equipos se vio cuando uno de los portavoces de la exvicepresidenta mostró su respaldo «absoluto» a Casado por el incidente que sufrió al ser increpado e insultado en un acto en Pamplona.