Por primera vez en una sesión constitutiva del Congreso, los focos no estuvieron sobre el candidato a presidente del Gobierno, o los favoritos para ocupar la Mesa. La anomalía que ya condiciona todas las sesiones del Parlament desde hacun año se hizo carne este martes en la Cámara baja: hay diputados electos que están presos. Aunque entraron a escondidas y escoltados, una vez en el hemiciclo Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull se convirtieron en los protagonistas indiscutibles de la jornada.

Si había prevenciones, fueron inútiles. Mientras estuvieron en el hemiciclo, los presos independentistas se movieron con libertad. Entraron poco antes de las diez Pedro Sánchez lo hizo minutos después- entre aplausos de los suyos, y recibieron no pocas visitas. Aprovecharon los momentos muertos y las colas de las votaciones para departir con otros diputados: Gabriel Rufián bromeaba con Turull, Aitor Esteban hablaba con Rull, Pablo Iglesias incluso parecía intercambiarse el número de teléfono con Sànchez.

En cuanto a Junqueras, vencedor de las elecciones en Cataluña con 15 diputados, su escaño se convirtió casi en el escenario de un besamanos. Mientras la mayoría de los diputados del PP, Ciudadanos y Vox miraban incómodos hacia otro lado, el líder de ERC iba recibiendo visitas y saludos. Incluso pudo cumplir su objetivo de estrechar la mano de Sánchez, cuya reelección como presidente del Gobierno se ratificará en las próximas semanas.

SALUDO FRÍO

Fue un saludo frío, aunque en un encuentro posterior departieron durante cerca de un minuto. Tenemos que hablar, le dijo Junqueras. Tenemos que hablar, le respondió Sánchez, según Gabriel Rufián. El presidente en funciones sí intercambió algunas palabras más con Jordi Sànchez.

Sin embargo, la portavoz Isabel Celaá y la ministra de Trabajo en funciones, Magdalena Valerio, sí charlaron durante un buen rato con Junqueras, aprovechando uno de los parones de la sesión. En las derechas hubo cierta división: mientras la mayoría ignoraba a los presos, e incluso Albert Rivera y Pablo Casado colgaban en la red mensajes a favor de su suspensión inmediata como diputados, Inés Arrimadas que también estaba de estreno en el Congreso- sí saludó a algunos de ellos.

El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, también compartió impresiones con Junqueras y con Rull, que tenía un mensaje para él de su sucesor en el Departament de Territori i Sostenibilitat, Damià Calvet. Damià me habla muy bien de ti, le dijo. Los he visto a todos muy afables, resumió el ministro.

CAFÉS, PINCHOS DE TORTILLA Y ALGÚN VINO

Los presos llevaron su libertad de movimientos más allá de los límites del hemiciclo. Los tres de JxCat aprovecharon, junto con algunos otros diputados de su grupo, para pasar por la cafetería de la tercera planta de la Cámara y pedir cafés, pinchos de tortilla y alguna copa de vino. También se vio a todos los presos hablando por teléfono móvil, a pesar de que no han recibido los que les corresponden como electos.

En resumen: los presos exprimieron su mañana de libertad a fondo. Fueron excepto cuando a Junqueras lo asediaban las visitas a su escaño- los que más se movieron de todo el hemiciclo, quizás en competencia con la popular Ana Pastor, que se despedía de sus responsabilidades de presidenta del Congreso en la pasada legislatura. También pudieron ver unos minutos para verse con sus familiares por decisión expresa de Meritxell Batet.

Esquerra se volcó en el agasajo a su presidente, en prisión preventiva desde el 2 de noviembre del 2017. Viajaron a Madrid el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el presidente del Parlament, Roger Torrent, entre otros. Juntos advirtieron contra lo que probablemente sucederá en las próximas horas: la suspensión de los diputados presos. Suspender al ganador de las elecciones sería como suspender la democracia, afirmó Aragonès.

Los diputados independentistas no querían que de la sesión pudiera desprenderse una imagen de normalidad. Durante las votaciones de la Mesa del Congreso, eligieron formas distintas para mostrar su fastidio. Los de Esquerra pusieron la palabra llibertat y un lazo amarillo en sus papeletas, que computaron como votos nulos. Los de Junts per Cataluña votaron en blanco.

FÓRMULAS VARIOPINTAS

Pero reservaban su principal muestra de disgusto para la hora de prometer o jurar la Constitución, un paso imprescindible para adquirir la condición de diputados. Los electos de ERC utilizaron fórmulas variopintas. La de Junqueras, en castellano: Desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal, sí prometo. La de Rufián: Por la libertad de los presos y exiliados políticos, por la República Catalana, sí prometo.

Los presos y el resto de diputados de JxCat dijeron todos lo mismo: Lo prometo por imperativo legal, con lealtad al mandato democrático, al 1 de octubre y al pueblo de Cataluña.

VOX PATEA SUS ESCAÑOS

Todo esto sucedía en mitad de una inmensa bronca. Los diputados de Vox, y algunos de otros partidos, gritaban y pateaban sus escaños cada vez que un independentista empezaba con su letanía. Les respondían con aplausos los compañeros de los increpados. El guirigay fue tan fabuloso que la mayoría de fórmulas ni siquiera se escuchaban desde dentro del hemiciclo.

Meritxell Batet, ya convertida en presidenta del Congreso, cerró la sesión intentando poner paz y despidiéndose en los cuatro idiomas de España. Moltes gràcies, eskerrik asko, moitas grazas, muchas gracias. Y Junqueras, antes de volver a la cárcel de Soto del Real, la aplaudió desde su escaño.