Podemos tenía hace unos meses serias esperanzas en tener buenos resultados en Madrid, en las elecciones del próximo mayo. Con un PP debilitado tras la forzada salida de Mariano Rajoy de la dirección y el escándalo de Cristina Cifuentes aún coleando, la izquierda parecía tener buenas perspectivas por delante en el ámbito autonómico y local si PSOE y los morados lograban sumar una mayoría. Especialmente tras el acuerdo entre Pablo Iglesias y Manuela Carmena para que ella repitiese como aspirante a la alcaldía madrileña, considerada una de las joyas de los autollamados ‘ayuntamientos del cambio’. Pero una vez más las cuitas internas de los podemistas están poniendo en riesgo esos objetivos políticos, sin que pueda descartarse el efecto contagio -en Barcelona por ejemplo- si la herida no se tapona a tiempo.

La polémica suspensión de militancia de seis ediles madrileños, que decidieron bajarse del carro de las primarias tras ser relegados a puestos pocos significativos en la lista, ha reabierto una batalla entre los morados en la que, además, Carmena no piensa permanecer neutral pese a su condición de independiente. En sus últimas intervenciones públicas la alcaldesa ha sugerido que no le gusta la jugada que Iglesias, a través de uno de sus hombres de confianza, el exJemad José Julio Rodríguez, ha llevado a cabo en Madrid para romper el ya frágil equilibrio de fuerzas que existía hasta ahora.

Así lo que comenzó como un pulso entre un grupo de concejales (en el que está Rita Maestre), con el exmilitar es ya pura tensión entre Iglesias y Carmena. Tan lejos ha llegado el asunto en cuestión de días que la cúpula del partido, con su líder a la cabeza, ha decidido darse un poco de tiempo para ver cómo desatascar una situación que enturbia la imagen de toda la organización y sus confluencias. Eso, en plena campaña andaluza con sondeos a favor para ‘Adelante Andalucía’ y con la posibilidad de un adelanto de generales sobrevolando si no hay presupuestos.

"MUCHÍSIMO DAÑO" A LA ORGANIZACIÓN

Iglesias, que había logrado colocar a su organización en el centro de la actualidad gracias al acuerdo presupuestario arrancado al PSOE, ha visto como el foco se desplazaba al consistorio madrileño. De hecho, él mismo ha reconocido que la lucha por ocupar los primeros puestos de la lista de Podemos a las primarias (y, por ende, garantizarse puestos claves en el ayuntamiento si Carmena logra volver a gobernar) transmite una imagen “triste” y hace “muchísimo daño” al espacio del cambio. Conviene no olvidar que además está recurridas las primarias del partido en Cantabria y La Rioja.

La idea de que urge buscar paz interna es compartida en la dirección de Podemos, donde parece haberse comprendido que solo dejando atrás esta polémica y con una clara apuesta por encauzar el tema en Madrid puede apagarse este fuego político antes que tome dimensión de incendio. Iglesias debe mover ficha. Carmena aceptó ser de nuevo candidata tras un pacto con el secretario general de los morados en el que se le prometía que, esta vez, ella tendría libertad para estar rodeada de la gente en la que confía. Y ya ha dejado claro que esos seis concejales que el exjemad Rodríguez pretende relegar en la lista, son de su máxima confianza.

En este contexto, tanto Iglesias como otros miembros de su equipo han hecho declaraciones públicas en las últimas horas para negar que esté en peligro el acuerdo que en su día se alcanzó con la alcaldesa para acudir en coalición a los comicios de mayo y reiteran, pese a todo, que hay conversaciones abiertas para alcanzar una solución satisfactoria para todos.