Cataluña va a ser decisiva en las elecciones del 28 de abril. No solo los votantes catalanes, sino también el dilema sobre cómo debe afrontar el próximo Gobierno español el permanente reto del independentismo. Entre el diálogo y la mano dura, los españoles se decantan mayoritariamente por el primero, aunque el asunto genera una gran controversia.

Pedro Sánchez ensayó en sus ocho meses en la Moncloa un diálogo con la Generalitat que a la postre no sirvió para que ERC y PDECat votaran sus Presupuestos, lo que precipitó la convocatoria de elecciones. Sin embargo, más de la mitad de los españoles cree que la vía para resolver el conflicto es precisamente esa. En concreto, un 52,6% de los ciudadanos que respondieron al sondeo de Gesop para este diario piensan que el Gobierno debería seguir hablando con los partidos independentistas.

Los partidarios del diálogo constituyen una mayoría abrumadora entre los encuestados catalanes: un 86,7% se inclinan por esa estrategia. Pero también son mayoría en comunidades como Madrid, el País Vasco, la Comunidad Valenciana o Canarias. Solo en Andalucía y en las Castillas hay más ciudadanos que apoyan la estrategia de no hacer ninguna concesión a los soberanistas.

Es, precisamente, la vía que defienden tanto el PP como Ciudadanos y Vox. Los tres partidos se han mostrado partidarios de aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña de un modo más profundo y prolongado en el tiempo de lo que lo hizo Mariano Rajoy.

No están solos. Casi cuatro de cada diez españoles (un 37,3%) eligen esa estrategia. Mientras que en Cataluña constituyen una minoría casi inapreciable (un 6,9% de los encuestados), en el resto de España existe una división muy evidente. Sin tener en cuenta las respuestas de los catalanes, un 46,3% se inclina por el diálogo, pero un 42,9% piden mano dura con los independentistas. Los datos animan a Sánchez a afrontar la campaña de una manera diametralmente opuesta a como lo hizo Susana Díaz en las elecciones andaluzas de diciembre. La candidata del PSOE orilló el problema catalán todo lo que pudo, mientras que PP, Cs y Vox lo convirtieron en uno de los elementos centrales de su discurso.

El líder del PSOE también ha conseguido convencer a la mayoría de los españoles de que, al contrario de lo que dicen los partidos independentistas, la culpa de que el diálogo no llegara a fructificar fue de la Generalitat. A un 53,5% de los encuestados se les ha quedado esa impresión tras meses de tira y afloja, y después de que Sánchez se reuniera dos veces con el presidente catalán, Quim Torra, en su breve mandato. En cambio, un 22,9% piensa que el responsable de que se rompieran las conversaciones fue el Gobierno, mientras que un 16,6% lo achaca a ambos por igual.

De nuevo, las respuestas en Cataluña se apartan ostensiblemente de las del resto de España, y la versión que han ofrecido los partidos independentistas es la que ha logrado mayor aceptación. Un 55,5% de los catalanes piensan que la culpa del fracaso del diálogo es del Gobierno, frente al 22,1% que incrimina a la Generalitat. El 16,2% de los encuestados reparte la responsabilidad a partes iguales. Por partidos, casi todos los votantes de ERC en el 2016 (un 89%) y todos los del PDECat culpan a Sánchez.

Los españoles se muestran mucho más divididos cuando se les pregunta si el Gobierno ha cedido a las exigencias de los independentistas en estos meses. La mitad opina que no, pero un 44,4% cree que sí. La divergencia es más evidente aún en cuanto a la percepción del juicio contra 12 de los impulsores del referéndum del 1-O y la declaración de independencia. Casi un 60% afirma que tendrán un juicio justo, y un 30,8%, que no. Los números se dan la vuelta si se pregunta solo a los catalanes: más de dos tercios (un 68,5%) opina que los acusados no pueden esperar un proceso imparcial.