Pedro Sánchez comienza a estudiar nuevos movimientos en el tablero político que dejan las elecciones del 26-M en España, consciente de que la composición de los gobiernos territoriales y la investidura se juegan en la misma arena, pero en tiempos distintos. Con los resultados de las urnas sobre la mesa, el líder socialista dirige ahora su mirada hacia Ciudadanos. Busca conseguir alianzas en aquellos territorios en los que Albert Rivera puede dar la llave de ejecutivos autonómicos y ayuntamientos a PSOE o PP. Los liberales no han vuelto a mencionar el veto a los socialistas y se abren ahora a estudiar cada acuerdo más allá de las siglas. Son pactos que Sánchez quiere cerrar en una primera jugada, antes de la constitución del Ejecutivo estatal, que sitúa a final de junio o principio de julio. El Gobierno seguirá considerando al partido morado «socio preferente», pero cree que las posibilidades de que Pablo Iglesias consiga su ansiada coalición se han esfumado tras la debacle del domingo.

Petición de Ábalos / El primer movimiento es incrementar la presión sobre Ciudadanos, aprovechando la incomodidad de los liberales con Vox, ahora que los ultras exigen entrar en los gobiernos que apoyen. El mensaje lo dejó claro ayer el secretario de Organización, José Luis Ábalos, que apeló directamente a Cs para que «no se convierta en la llave que dé acceso a la ultraderecha en gobiernos locales y autonómicos». Los socialistas creen que en esta labor de entendimiento con Rivera podía ser útil la opinión del presidente francés y referente de los liberales europeos, Emmanuel Macron, con quien Sánchez mantuvo una cena de trabajo en París.

La empatía entre ambos mandatarios es de sobra conocida, como también lo es la aversión de Macron a pactar con las fuerzas de ultraderecha. «Ojalá Macron ayude», señala un miembro de la Ejecutiva socialista. Aunque en la cita incluía la necesaria conversación sobre el nuevo reparto de poder en las instituciones europea, lo cierto es que el PSOE viene acariciando desde hace tiempo la posibilidad de que un Cs más apaciguado se avenga a colaborar. Hoy, Rivera está en Bruselas en la reunión con su grupo parlamentario y queda por ver si Macron le hace llegar un mensaje para que prime los pactos con Sánchez a los que incluyan a Vox.

Comité negociador / De momento, Ciudadanos ha dejado de hablar del veto al PSOE y ha constituido un comité negociador para evaluar alianzas territorio a territorio. Sobre el tablero hay tres comunidades y quizá una cuarta en la que Cs tiene las llaves de la gobernabilidad.

En Aragón, los de Rivera pueden dar el Ejecutivo a PP o al PSOE de Javier Lambán, que ganó las elecciones con 24 diputados pero necesitaría los 12 de Cs para frustrar un gobierno de derechas. El perfil del barón autonómico, azote de los independentistas, podría allanar un entendimiento con Rivera.

En Castilla y León, donde el PP gobierna desde 1987, y Murcia, en manos conservadoras desde 1995, Rivera podría asumir el discurso del cambio político para pactar con el PSOE. Algo menos claro sería el pacto en la Comunidad de Madrid, donde todo hace pensar que PP y Cs se entenderán como parte de una alianza doble para arrebatar la alcaldía a Manuela Carmena.

El «error» de Podemos / En todo caso, la sintonía de acuerdos con Rivera, admiten en el PSOE, se limitaría a gobiernos autonómicos y ayuntamientos. No esperan un apoyo en la investidura. Para formar Gobierno los socialistas miran a otros grupos y solo quieren negociarla una vez cerrado el reparto territorial.

Iglesias aspira a lo contrario. Quiere negociar todo en la misma jugada e insiste en forjar una coalición en la que él obtendría cargos «proporcionales» a sus resultados, informa Miguel Ángel Rodríguez. En el Ejecutivo miran con perplejidad su insistencia tras el batacazo del domingo y entienden que las posibilidades de que entre en el Gobierno han quedado arruinadas.

Cordial pero directo, Ábalos recomendó ayer a los morados que sean «realistas y humildes». Los socialistas creen que Iglesias cometió un «error» al jugárselo todo por sus aspiraciones de tocar poder y ven ya «imposible» que entre en el Ejecutivo.