La ultraderechista Liga, liderada por el ministiro del Interior italiano, Matteo Salvini, será el partido más votado en Italia en las elecciones europeas, pero con tendencia a la baja, mientras en Europa el dirigente tropieza con dificultades para conseguir apoyos y erigirse en el incontestado líder de la ultraderecha. Según la última encuesta, la Liga obtendría un 31% de los sufragios en Italia, seguida por sus socio en el Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que lograría el 23%.

Sin embargo, los últimos datos procedentes del centro y norte de Europa aseguran que Salvini se ha quedado bastante aislado. A medida que se acercan las elecciones, sus aliados en la UE -cada uno por su lado y sin alianzas verosímiles en la Eurocámara- se han ido alejando.

La deuda que tiene Italia -132% del PIB, la más alta después de Grecia- asusta a los severos y rígidos ultras austriacos, finlandeses, a la derecha alemana y holandesa y al mismo Nigel Farage, líder británico de los euroescépticos. Por lo que la tentativa de Salvini de construir una alianza alternativa al eje Berlín-París no está prosperando. Por esta razón, y si no hay sorpresas, el resultado que den las urnas el 26 de este será visto en Italia como un plebiscito interno.

CÓCTEL ANTISISTEMA / El pasado año, el M5S, un cóctel de antisistema, progresismo y moderación, obtuvo el 32,7% de los votos, convirtiéndose en el primer partido del Parlamento italiano. La Liga del Norte de Salvini, rebautizada solo como Liga para facilitar su penetración en toda la península, consiguió el 17,4%. Fue solo el tercer partido, por detrás del M5S y de los progresistas del Partido Demócrata (PD), que consiguieron el 18,7%.

Justo un año más tarde -el Ejecutivo de M5S y Liga juró en junio-, los dos partidos antagonistas que gobiernan con un «contrato» firmado son como dos separados en la mima casa. A fuerza de repetir «primero los italianos» y de defender los «puertos cerrados» a los inmigrantes, Salvini ha conseguido sobre todo el aplauso de las clases más bajas del país, que no se han recuperado de la crisis del 2008-2012.

Los pronósticos europeos subrayan, además, que en las útimas semanas los dos partidos del Gobierno bajan por primera vez en un año, mientras que los progresistas (PD) habrían subido al 22,5%. Aun así, los vencedores de las últimas generales (2018) representarían, juntos, el 54,1% del electorado.

La unificación en un grupo de toda la izquierda (cuatro formaciones) y la polarización entre salvinianos y antisalvinianos ha provocado el milagro de que en una campaña electoral europea se hable por primera vez de Europa, de los fondos europeos, de la «generación Erasmus y Leonardo», del saldo entre lo que Italia entrega a la UE y lo que recibe, de las trampas burocráticas que realizan algunas instituciones del país (denunciadas por el mismo Tribunal de Cuentas) para hacerse con los fondos caducados (si el dinero no se gasta antes del 31 de diciembre de cada año, se pierde), de los 547 millones de euros en multas impuestas a Roma por no cumplir las normas europeas, entre otros temas.

Los nuevos electores italianos de los próximos comicios se declaran optimistas y la directora de Vaicom Italia, Morena d’Incoronati, interpreta que estamos asistiendo a un «cambio del marco» europeo. Tres de cada cuatro jóvenes italianos tienen intención de ir a votar en las próximas europeas, según un sondeo continental de Vaicom, lo que constituye una sorpresa, porque nadie se lo esperaba, y a la vez una incógnita, ya que nadie sabe a quién votará todavía.

El 66% de estos jóvenes se declara «optimista de cara al futuro» y el 60% considera que la UE es «fundamental para establecer relaciones entre los países que la componen».