A la cordobesa Cristina Mata Rodríguez le tocó en las pasadas elecciones generales del 28 de abril ser presidenta de una mesa electoral en el colegio Noreña. Cristina, que trabaja como pediatra en el hospital de Pozoblanco, da el pecho a su hija pequeña, de 16 meses, y pensó que podría alegar la reducción de jornada que tiene por guarda legal, estar de guardia o el hecho de que amamanta a su hija para poder evitar estar en la mesa electoral, pero ninguna de esas tres circunstancias la eximían.

En los dos primeros supuestos, porque su marido u otros familiares podían hacerse cargo de sus dos hijos (de tres y un año), y en el caso de la lactancia, la normativa estatal que existe a este respecto establece que para que una madre lactante pueda ser relevada de una mesa electoral el periodo máximo para administrar lactancia natural o artificial es de 9 meses, así que ella ya había superado ese límite. Normativa que, según Cristina, especialistas en pediatría y grupos que apoyan la lactancia materna como Almamar, no tiene en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la lactancia materna debería mantenerse hasta los dos años como mínimo como alimento principal, combinándose con alimentación complementaria a partir de los 6 meses.

Así que a Cristina el pasado 28 de abril no le quedó más remedio que dar el pecho a su hija en casa poco antes de las 8 de la mañana, de forma previa a irse a la mesa electoral. Su marido le trajo a la pequeña al mediodía a la sede electoral para que volviera a ser amamantada y luego otra vez por la tarde, labor que siguió compaginando con la supervisión de que los votos se emitían correctamente.

Rápido recuento

Y con suerte de que sus compañeros de mesa y ella fueron muy diligentes y pudieron tener terminado para las 11.30 de la noche el recuento de votos, con un censo de 685 electores, cuando otras mesas del mismo colegio acabaron esta labor de madrugada.

Terminada su faceta como presidenta de mesa electoral, volvió a su casa y pudo dar el pecho de nuevo a su hija. «Cuando cerró la mesa tuvimos que introducir los sufragios por correo, votamos los componentes de la mesa y repasamos y contamos todos los votos. No paramos en todo el día porque si no se retrasa todo. Almorcé de un tupper que me trajo mi marido mientras le daba el pecho a la niña a media mañana», cuenta esta madre comprometida con la lactancia materna, al igual que un número creciente de mujeres concienciadas con la importancia de la alimentación natural y con lactancias cada vez más prolongadas.

En cada convocatoria de elecciones, como la que habrá ahora de nuevo el domingo 26 de mayo, el grupo Almamar recibe quejas de madres que se han encontrado con el mismo problema que Cristina, sin que exista una solución. Por eso, reclama al Gobierno central que apruebe una nueva norma que exima de formar parte de una mesa electoral a las madres que estén amamantando a un hijo sin limitación de tiempo o al menos en los dos primeros años de vida del menor.

«A las madres lactantes se nos exige cumplir con derechos civiles como poder ser elegidas para una mesa electoral, sin poder alegar que damos el pecho pasados los nueve meses de vida de nuestros hijos, pero luego se nos invita a veces a abandonar espacios públicos por estar amamantando en ellos, sin tener en cuenta nuestro derecho a alimentar de forma natural a nuestros pequeños en el momento que lo necesiten», denuncia Lola Mena, presidenta de Almamar.