La danesa Margrethe Vestager (Glostrup, 1968), comisaria europea de Competencia y rock star del Ejecutivo comunitario por sus multas a Apple, Google y otros gigantes tecnológicos, no tiene ni un minuto libre. No es estrictamente la spitzenkandidaten (candidata a presidir el próximo Ejecutivo comunitario) de los liberales ni admite abiertamente su deseo por el puesto. Es más, el hecho de que su partido -el socioliberal Radikale Venstre- esté en la oposición en su país natal le resta oportunidades. Pero las elecciones generales que celebra Dinamarca el 5 de junio podrían alterar el tablero de juego y propulsar sus posibilidades en Bruselas. Pertenece al team Europe del partido ALDE (Alianza de Demócratas y Liberales por Europa).

—¿Qué le hace ser la mejor opción para presidir la Comisión Europea?

—Es difícil en estos momentos decir quién será el mejor. Hay un abanico de cargos en juego. Lo importante es que Europa funcione. Necesitamos una coalición fuerte que se ponga de acuerdo sobre las cuestiones fundamentales, porque algunos de esos fundamentos están hoy por hoy seriamente amenazados por la extrema derecha y en particular por el nacionalismo de extrema derecha. Necesitamos afrontar el cambio climático, la revolución industrial y las tecnologías digitales para cumplir con los desafíos que tenemos enfrente, como la desigualdad.

—¿Qué es lo primero que haría de ser elegida presidenta?

—Es importante un equilibrio entre hombres y mujeres. Lo importante no es que haya una presidenta de la Comisión Europea que sea mujer, sino que haya una Comisión donde haya un equilibrio de género. No son ni una mujer, ni dos, ni nueve, como ahora [de 28 comisarios] las que marcan la diferencia. Necesitamos más, y eso también tiene ventajas para los hombres.

—¿Qué cambiaría en la Comisión Europea de los últimos cinco años?

—Me gusta la forma en la que los vicepresidentes han asumido prioridades y proyectos para hacer que los comisarios trabajen juntos. Todavía hay algunos elementos que hacen que haya pensamientos estanco y en ocasiones es difícil hacer que la gente trabaje junta. Tener 27 carteras independientes no nos va a permitir centrarnos en los asuntos con los que tenemos que lidiar.

-La inmigración ha tenido un efecto muy tóxico. ¿Cómo resolvería la brecha?

-Es difícil porque si no ya lo habríamos logrado. Si uno mira las propuestas legislativas presentadas, solo parte se ha aprobado y las cuestiones difíciles siguen abiertas. La crisis migratoria no es tan urgente como en el 2015, pero eso puede cambiar. Va a llevar mucho trabajo entre los estados miembros ver cómo ayudarnos para que haya solidaridad, proteger a la gente que lo necesita y decir a aquellos que intentan emigrar a Europa de forma ilegal que no pueden hacerlo.

—Vox ha entrado en el Congreso en España por primera vez. ¿Le preocupa esta tendencia en Europa?

—Todo el mundo debería estar preocupado por las tendencias de la extrema derecha en toda Europa. Creo que lo importante es que haya una reacción fuerte en muchos lugares.

—Ciudadanos, su aliado en España, gobierna en Andalucía gracias a Vox. ¿Debe haber algún cordón sanitario frente a estas formaciones?

—Es difícil decir cómo actuar. No creo que haya una solución, pero es importante que el resto nos unamos en torno a los principios básicos.