Después de unas elecciones generales nutridas de un altísimo componente ideológico, en la campaña de las elecciones municipales empezó imponiéndose el discurso de la gestión y el pragmatismo, que ha dominado los primeros días. Hasta ayer, sexto día de campaña, cuando el debate ideológico asomó la patita en Córdoba y se sumó a la batería de propuestas que los candidatos están dando a conocer a la ciudadanía estos días.

El PSOE abanderó ayer el mensaje más ideológico, contra las políticas de derechas, que tan buenos resultados le dio el 28-A a Pedro Sánchez, buscando la reactivación del voto de la izquierda y mirando de reojo al votante abstencionista, verdadero caballo de batalla de esta contienda electoral que se juega en lo local.

Isabel Ambrosio, candidata socialista a la reelección, pidió «que nadie se quede sin votar para conseguir una gran mayoría de progreso en la que quepamos todos». «Nos jugamos que Córdoba siga avanzando con un gobierno progresista o que vuelva a los recortes y las pérdidas de derechos de las políticas que hacen las derechas», añadió.

Además, la polémica suscitada en torno a la exposición de la Diputación de Córdoba titulada Maculadas sin Remedio y al ataque sufrido por uno de sus cuadros terminó sirviendo ayer de escenario ideal para espolear el discurso contra la entrada en las instituciones de la extrema derecha y la posibilidad de que se reediten los pactos a la andaluza.

Fue de nuevo la alcaldesa la que dijo, en reacciones a la polémica, que «Córdoba nunca ha sido intransigente y, desde luego, lo que no nos va a llevar, ni la extrema derecha, ni la derecha extrema, es a volver a los tiempos de la Inquisición social, cultural y fundamentalmente intelectual que Córdoba no ha querido vivir en ningún momento».

También el candidato de Izquierda Unida, Pedro García, hizo ya referencia ayer a los pactos postelectorales, aludiendo a los dos bloques, derecha e izquierda, en los que podría situarse el escenario posterior al 26-M, habida cuenta de la dificultad de que alguna formación pueda alcanzar una mayoría absoluta: «No queremos que la derecha y la ultraderecha gobiernen la ciudad. Con nuestro voto no van a gobernar Córdoba», afirmó García, que también abrió la pugna a la izquierda del PSOE contra sus frustrados socios de confluencia, Podemos.

El PP y Cs, por contra, han diseñado campañas que huyen precisamente de las claves más ideologizadas del discurso político, para centrarse en la gestión y los aspectos más pragmáticos de la política municipal. «Mis enemigos no son Ambrosio o García, mi enemigo es el desempleo», ha dicho por activa y por pasiva el alcaldable del PP, José María Bellido, que ha enfatizado las propuestas de su programa frente a cualquier otro mensaje.

Cs, en una línea muy parecida, se está centrando en su programa, que desmenuza su candidata, Isabel Albás, cada vez que tiene ocasión, dándole además a las ideas y a lo ideológico un matiz negativo: «Elegimos entre quienes gestionan desde la ideología o un gobierno de gestores de la sociedad civil», dijo en el debate emitido por Canal Sur la noche del martes.