A la tercera va la vencida, pero para el PP ha sido a la cuarta. Desde las elecciones municipales de 1995, en las que el popular Rafael Merino se convirtió en alcalde, la formación se ha quedado en tres ocasiones en puertas de gobernar el Ayuntamiento de la ciudad. Le ocurrió en 1999, cuando fue la fuerza más votada con 71.651 sufragios que le proporcionaron 14 concejales, pero un pacto entre IU (que fue la segunda con 44.215 votos y 9), y el PSOE (con 29.815 y 6) impidió que el candidato del partido, Rafael Merino, ocupase el sillón de la Alcaldía por segunda vez.

Dos intentos más

Volvió a sucederle en el 2007, cuando sus 64.094 votos y 14 concejales no fueron suficientes para gobernar al unirse de nuevo IU (con 51.982 votos y 11 ediles) y PSOE (con 21.974 y 4). En esos dos cogobiernos fue alcaldesa por IU Rosa Aguilar, que en el 2009 fue sustituida por el ya fallecido Andrés Ocaña (IU) al irse a Sevilla para ostentar el cargo de consejera de Obras Públicas de la Junta. El candidato del PP que se quedó en el 2007 con la miel en los labios fue José Antonio Nieto, que, cuatro años después, en el 2011, cosechó los mejores resultados para su partido, convirtiéndose en alcalde por mayoría absoluta.

La historia se repitió en el 2015, año en el que el PP venció con 51.441 votos y 11 concejales pero que, por tercera vez, no pudo gobernar porque el PSOE, que obtenía sus mejores resultados desde 1991 (30.543 y 7 ediles), pactó con IU, que pasaba por su peor momento y que solo había alcanzado 17.821 apoyos y 4 concejales. Fue el mandato en el que el PP, con Nieto, volvió a quedarse en la oposición a pesar de ser el más votado, y en el que la candidata del PSOE, Isabel Ambrosio, hizo historia por colocar a su partido al frente del Ayuntamiento, hecho que ni siquiera en su mejor año, 1987, había ocurrido y eso que estuvo a punto de prosperar un pacto entre la formación y Alianza Popular (AP) que se frustró en el último momento.

Cambio de tendencia

Las elecciones recién celebradas cambian la tendencia, y no precisamente porque el PP haya tenido sus mejores resultados, que no ha sido así, ya que han sido los peores de los últimos siete comicios municipales. El PP, con 43.434 votos y nueve concejales, se queda por debajo de los apoyos recibidos en el 2015 (51.441), 2011 (79.493), 2007 (64.094), 2003 (62.882) y 1999 (71.651) y 1995 (61.619). Hay que remontarse hasta 1991 para encontrarse unos resultados más bajos que los del 2019. Aquel año, el PP, con Rafael Campanero como candidato, obtuvo 28.113 sufragios y siete concejales (15.321 y dos ediles menos que ahora), el peor resultado de su historia. Esta vez, con solo 4.265 votos más que la segunda fuerza más respaldada, el PSOE, y únicamente un edil más que este partido, el candidato del PP, José María Bellido, puede convertirse en alcalde de Córdoba gobernando con Ciudadanos, que será clave en el escenario político municipal con tres concejales más que en este mandato en el que ha tenido dos, o en solitario. Paradojas del destino, durante las tres veces en las que fue apartado de la Alcaldía la situación del PP era mucho mejor que ahora, momento en el que tiene justo la mitad de apoyos que en su máximo histórico, 2011, cuando obtuvo los 79.493 votos y 16 concejales que le dieron el poder a Nieto.

PSOE e IU

PSOE e IU han sido socios de gobierno en el último mandato y dos polos opuestos en las elecciones del 26 de mayo. El PSOE, a pesar de que no se mantendrá en la Alcaldía, con sus 39.169 votos supera los logros del 2015 (30.543 sufragios) y también los de 1991, año en el que Manuel Gracia obtuvo 35.711 que le brindaron 9 concejales, uno más que ahora. Sin embargo, Isabel Ambrosio no sobrepasa la marca del mejor año para los socialistas en el Ayuntamiento, 1987, cuando su candidato, José Miguel Salinas, se hizo con 41.194 votos y 9 concejales. Ambrosio mejora respecto al 2015 y no gobierna pero IU no solo empeora en relación a hace cuatro años, cuando obtuvo 17.821 votos y cuatro concejales, sino que sus 15.656 sufragios y los tres únicos ediles que le proporcionan hacen que sea su mayor derrota.