Si algo caracterizó al mitin fue el calor. Calor en sus distintas acepciones, tanto humano, transmitido por Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Susana Díaz a Isabel Ambrosio y a su «equipazo» -como calificaron su lista-, como real, ya que las altas temperaturas hicieron mella. En un espacio sin apenas sombras y con un aforo en el que no cabían más de 300 personas, el calor hacía insoportable la espera. Porque hubo que esperar. Sánchez llegó con tres cuartos de hora de retraso en un jet privado, un Falcon 2000 con el que aterrizó en el aeropuerto y con el que luego viajó a Jerez y Sevilla.

El escenario tenía una razón de ser y así lo explicó la alcaldesa, que estuvo arropada también por sus dos hijas. La Casa de las Campanas «fue la casa de Pedro León Fernández, militante socialista» que cruzó su umbral por última vez el 18 de julio de 1936 y que fue fusilado el 8 de agosto. Era un guiño a la memoria histórica.

Lejos de mostrar rencillas, Sánchez y Díaz exhibieron complicidad e intercambiaron halagos. Díaz llamó «buen presidente» a Sánchez, «un hombre convencido y comprometido con las personas». Sánchez la mencionó siete veces. Le agradeció el trabajo que realiza recorriendo los municipios, «lo que va a ayudar al PSOE a revalidar su mayoría». Es más, le dijo que «si ganamos» el 26 de mayo, «me da que pronto Andalucía volverá a ser gobernada por el PSOE».