La campaña se ha iniciado con un «todos contra Sánchez», y más después de que las encuestas le den como ganador, aunque sin mayoría absoluta.

Desde la izquierda, Unidas-Podemos intenta diferenciarse del PSOE para cohesionar a unas bases desencantadas por la división interna de la formación morada. El endurecimiento del discurso de Pablo Iglesias para afianzarse en el flanco izquierdo del panorama político está teniendo, sin embargo, el efecto de situar al PSOE en el centro del tablero, que es donde se ganan las elecciones en España.

Desde la derecha, y una vez perdida, por decisión propia, su posición centrista, Cs pugna con el PP de Casado por ver quien utiliza el verbo más fuerte y el dardo más envenenado contra Pedro Sánchez, en un intento, por ahora vano, de sacarlo de la escena constitucionalista y presentarlo como un peligro nacional. Los dardos que dirigen a Sánchez tanto Rivera como Casado, se han cargado de mayor dosis de ponzoña, con acusaciones que nunca se habían visto en la competición política, como las de acusarle de relacionarse con «los que tienen las manos manchadas de sangre», en referencia a Otegui y Bildu.

Ciudadanos y Partido Popular se han mimetizado tanto en los últimos meses en su abandono de los postulados centristas, que el electorado ya no los reconoce y no sabe distinguir qué diferencia a Rivera de Casado, y a éstos de Santiago Abascal. Y eso, tiene también el efecto de colocar al PSOE y a su candidato Pedro Sánchez en el centro del tablero.

Vox intenta asomarse a la escena marcando diferencias respecto al PP (su principal caladero de votos), al que califica de «derechita cobarde», y lanzando un mensaje que va dirigido más al corazón que a la cabeza de los votantes, y que bien vale para el aquelarre de los mítines. Pero no sabemos si eso influirá en los electores a la hora de depositar el voto en la urna.

Con un elevado porcentaje de indecisos, y con la certeza de que muchos electores van a decidir su voto en los últimos días, las encuestas lo tienen difícil para hacer sus predicciones. En mi opinión la clave está en Ciudadanos, en lo que hará el partido naranja con los escaños que saque el 28-A, si no sumara con PP y Vox para poder gobernar. Sus dirigentes se han anticipado a decir que no pactarán con Pedro Sánchez, pero suena más a mensaje táctico de campaña, que a otra cosa, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados Rivera en anteriores comicios. De ahí que no resulte muy creíble.

* Catedrático de Sociología del IESA-CSIC