No ha habido mejor calentamiento para el mes de mayo --¡que viene, que viene!-- que el que los cordobeses pudieron completar ayer en el superdomingo festivo, que fue, a la postre, una auténtica yincana electoral. Pongamos el caso de ese cordobés que ayer tuviera a bien pegarse un salto a la Romería de Santo Domingo, cumplir en la comunión de la hija de su vecina, animar el paso de la MTB cicloturística de El Corte Inglés y sufrir con el Córdoba en El Arcángel, después de cumplir con sus deberes cívicos yendo a votar a sus representantes al Congreso y al Senado. Pongamos el caso de que ese cordobés, tras completar la tabla de entrenamiento, no haya muerto en el intento y haya considerado la posibilidad de tomarse el último vino en la cata, antes de irse a casa a ver los resultados electorales.

Con todo esto, decir que la jornada de ayer no registró incidencias destacables es, como supondrán, un auténtico milagro. Tan solo un colegio de los 414 que abrieron en la provincia de Córdoba, el colegio CEIP Europa, tuvo que cerrar media hora más tarde porque el presidente interrumpió la votación en dos mesas electorales a las 10.05 horas al considerar que la tinta de las papeletas de una formación política era diferente. El Ayuntamiento de Córdoba repuso el material reanudándose la votación a las 10.32 horas. También hubo un pequeño incidente en la Casa Ciudadana, donde salió ardiendo un foco, lo que provocó una alarmante humareda, que no impidió sin embargo a la gente seguir votando y continuar con normalidad la jornada.

Los candidatos cordobeses llamaron a la participación, que a mediodía en Córdoba era ligeramente inferior a la del resto del país, pero que se animó a primera hora de la tarde. Así, las cosas fueron in crescendo, y a las seis de la tarde, en Córdoba la participación era ya del 58,27% frente al 52,72% del 2016 a la misma hora, es decir, 5,55 puntos más.

El candidato del PSOE Luis Planas votó en el casco, en la calle Rey Heredia, donde coincidió con unas monjas que habían acudido también a votar. Andrés Lorite, cabeza de lista del PP, lo hizo acompañado de su familia; mientras que Martina Velarde (Unidas Podemos) acudió al colegio de los Santos Mártires a ejercer su derecho al voto sola. Marcial Gómez (Cs) votó en la Casa Ciudadana, en Lepanto, y el candidato de Vox, José Ramírez, hizo doblete, primero votando en la Gerencia de Urbanismo, y más tarde, como apoderado, en la Delegación de Hacienda. También pudimos ver votando ayer a la alcaldesa, Isabel Ambrosio, y al secretario provincial de su partido, Antonio Ruiz. El presidente del PP, Adolfo Molina, lo hizo en Cabra, junto al candidato popular al Senado y alcalde de la localidad, Fernando Priego. En el pueblo de la Subbética también votó la candidata socialista Teba Roldán; mientras que la delegada del Gobierno, Rafi Valenzuela, lo hizo en el colegio Torre Malmuerta. Antonio Repullo, delegado del Gobierno andaluz en Córdoba, acudió al Ayuntamiento a ejercer su derecho.

La reforma de la ley electoral permitió votar también por primera vez a personas con síndrome Down y a otros, a hacerlo de nuevo. Fue el caso de Antonio David Trillo, que estaba muy contento por volver a votar.