El PSOE asiste con una mezcla de asombro y sensación de ineludible victoria a la conducta de sus principales rivales ante las elecciones generales del 28 de abril. Tras escorarse el PP y Cs hacia la derecha, dejando al partido de Pedro Sánchez gran parte del espacio de centro, y comprobar cómo Podemos sigue inmerso en sus peleas internas, los socialistas han encontrado ahora un filón en las pensiones. El destinatario de los ataques del PSOE es Pablo Casado, a raíz de unas declaraciones de su gurú económico y número cuatro en las listas por Madrid, Daniel Lacalle, en las que apuesta por recortar estas prestaciones. Si el pasado domingo fue el propio Sánchez quien acusó a los conservadores de buscar la privatización del sistema y convertir a los jubilados en «gentes pobres», ayer, el secretario de Organización, José Luis Ábalos, denunció que el PP quería «aniquilar» las pensiones.

Los socialistas se mueven cómodos en este debate, que vuelve ocupar el centro de la refriega política debido a la falta de acuerdo en el Pacto de Toledo. El PSOE tiene muy presente que en los inminentes comicios votarán más mayores de 65 años que nunca (8,5 millones de personas, el 24% del total de los llamados a las urnas), así que el resultado dependerá en gran parte de a qué siglas apoye este colectivo. La sombra de los recortes si el PP recupera el poder también permite al equipo de Sánchez situar la discusión en lo social, lejos del conflicto en Cataluña, y argumentar que ellos son los únicos capaces de garantizar el Estado del Bienestar.

«Nos preocupa lo que quiere hacer el PP, nos inquietan las señales que manifiesta. Escuchando a su gurú económico, parece que quieren aniquilar nuestro sistema de pensiones con recortes. Lo que realmente quiere Lacalle es un sistema de capitalización privada, un plan de pensiones privado para completar unas escuetas pensiones. Se trata de un principio de la filosofía neoliberal de la derecha, que es sálvese quien pueda», dijo Ábalos. Y eso que todavía no había escuchado la idea de Lacalle de subir las pensiones solo un 0,25%.

LA MARCHA ATRÁS / En una entrevista en El Economista publicada el domingo, Lacalle subrayaba que España es el único país con «problemas de cuentas públicas» en el que han crecido las pensiones. «Los demás las han reducido hasta el 40%. Por tanto, el debate no es cuánto se revalorizan, sino cuánto se recortan. Un 20%, un 30% o un 40%», explicó. Lacalle se echó atrás poco después. En declaraciones a este diario, aseguró que se estaba refiriendo solo a aquellos países que tuvieron que pedir rescates, y que no había dicho que las pensiones van a recortarse si manda el PP. Ayer, en un nuevo giro propositivo, defendió el modelo sueco, un sistema mixto con un subsidio público mínimo que los conservadores ya rechazaron en el 2013.

Pero el entrecomillado original de Lacalle sobre las pensiones es demasiado jugoso como para dejarlo pasar. Ábalos hizo cálculos. Con una reducción del 40% en estas prestaciones como la planteada por Lacalle, los jubilados cobrarían una media de 592 euros al mes. Las prestaciones mínimas, continuó, se quedarían «en poco más de 400 euros».

También Podemos fue por el mismo camino. Su secretario de Organización, Pablo Echenique, celebró el presunto ejercicio de sinceridad por parte del PP. «Cuando les traiciona el subconsciente y sale alguien en un partido diciendo la verdad, hay que agradecerles que lo expliquen», dijo.