Tal y como se anunció en febrero, el Presupuesto del Ayuntamiento de Córdoba ha quedado aprobado inicialmente en abril, con lo que, tras el periodo de exposición pública, estará operativo en mayo. Las cuentas municipales han salido adelante con los votos del equipo de gobierno de PSOE-IU y el apoyo de Ganemos, y con el previsto voto en contra de la oposición de PP, Ciudadanos y UCOR, que las consideran «papel mojado» y han criticado su carácter «electoralista», crítica, por otra parte, que se está extendiendo estos días a todas las decisiones de todas las administraciones públicas, desde el Gobierno a la Junta de Andalucía. En grandes cifras, el Ayuntamiento y sus organismos y empresas dispondrán de 385,7 millones de euros, casi un 8% menos que el año anterior. Para inversiones se destinarán 33 millones, incluyendo ahí los 14 millones de los fondos Edusi de la Unión Europea. Mientras la alcaldesa, Isabel Ambrosio, ha subrayado el carácter social del proyecto, que «no deja a nadie atrás» al aumentar partidas sociales y al tiempo hacer inversiones, para la oposición no tendrán recorrido y están destinados a reforzar la campaña electoral al filo de las municipales.

Conocidas las posiciones, se pueden hacer varias reflexiones. Por una parte, es cierto que el gobierno municipal de Córdoba se ha dejado atropellar por el calendario, como demuestran las remanentes de inversiones no ejecutadas en ejercicios anteriores. Este Presupuesto intenta acelerar proyectos que en algunos casos se han quedado atrasados por circunstancias complejas y en otros no están claras las razones, intentando recoger asuntos no resueltos en tiempos anteriores. Por otra, en el momento del balance hay que resaltar cómo la coalición formada por PSOE e IU con el apoyo de Ganemos ha conseguido no solo resistir los cuatro años de mandato y mantenerse estable, sino aprobar en tiempo y forma los presupuestos cada año y adelantarse a otras capitales andaluzas. Un equilibrio precario que, pese a la formidable oposición del PP, partido ganador en el 2015, no ha sufrido grandes crisis en un mandato quizá perjudicado por un equipo de gobierno reducido y poco cohesionado.

Finalmente, gane quien gane las próximas elecciones municipales del 26 de mayo, es mejor que el Ayuntamiento de Córdoba tenga sus cuentas aprobadas, pues, aunque efectivamente poco podrá hacerse antes del 26-M, al menos no se retrasará la toma de decisiones hasta después del verano. Por citar a los dos nombres con más posibilidades, si Isabel Ambrosio continuara en la Alcaldía, tendría su proyecto en marcha. Si accediera el popular José María Bellido, podría cambiar lo que considerase, pero siempre con una administración local con los mecanismos en marcha y sin parones innecesarios.