En la capital de una de las provincias en las que el PP tiene más arraigo, Pedro Sánchez se detuvo ayer en la conocida fuente de As Burgas, acompañado por una nutrida comitiva socialista. El presidente comprobó en primera persona la temperatura de las aguas termales orensanas al mojar sus manos en uno de los manantiales humeantes que brotan de un caño. «Está caliente», dijo sorprendido y entre sonrisas Sánchez, que a continuación se dio un baño... de multitudes.