Más de 36,8 millones de españoles están llamados este domingo a las urnas para elegir a sus representantes en el Congreso y en el Senado, unos 400.000 electores más que en los comicios celebrados en junio del 2016, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Las elecciones generales suelen ser las que registran mayor concurrencia en los colegios electorales, y es que la media española se sitúa en el 72,6% de participación

A día de hoy, ninguna cita ha logrado trajinar tantas papeletas como en 1982, cuando se marcó un récord histórico con un 80% del censo habiendo depositado su sobre. Los datos del Ministerio del Interior desde 1977 hasta esta última fecha oscilan entre el 66,5% y el 80%, con una variabilidad de 13,5 puntos porcentuales. Sin embargo, España está sembrando una tendencia descendente, un fenómeno que se repite también en otros países europeos, hasta el punto de que las últimas elecciones fueron las que apuntaron menos movilización a lo largo de cuatro décadas (66,5%). De hecho, desde el año 2000 solo se ha superado el umbral del 70% en dos ocasiones: en el 2004 (75,7%) y en el 2008 (73,8%).

Pero la participación electoral en España no es homogénea en todos sus rincones y, si se disgregan los datos por provincias, se observan episodios en los que las generales se ven equiparadas o incluso superadas por elecciones de segundo o tercer orden, como sucedió en el 2011 y en el 2015. De las 13 comunidades autónomas que celebraron locales y autonómicas el mismo día, solo en cinco las generales registraron mayor movilización: Islas Baleares, Comunidad Valenciana, La Rioja, Madrid y Murcia.

Las que más votan

Hay nueve comunidades autónomas que habitualmente superan la media española: Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia, Cantabria, Aragón y La Rioja; mientras otras nueve suelen quedar por debajo de ese 72,6%: Galicia, Ceuta, Melilla, Asturias, Canarias, Navarra, País Vasco, Islas Baleares y Cataluña. En Andalucía, la participación se asemeja a la media. Aun así, cabe señalar que ninguna región suele superar la media española con más de cinco puntos porcentuales, al tiempo que las más abstencionistas pueden llegar a alejarse del umbral hasta 10 puntos.

Y es que tan solo tres de las comunidades autónomas menos apegadas a las urnas han evolucionado hacia comportamientos participativos más próximos a la media: Galicia hasta el 2008; el País Vasco, de 1993 al 2004, y Ceuta, entre el 1993 y el 2008.