Señores políticos, miren si quieren un poco alrededor, porque si un privilegio tienen en campaña es el de ir a muchos sitios distintos, ver a gente en situaciones diferentes, escuchar lo que preocupa a la sociedad. Aprovechen el momento para enterarse. No les oigo decir nada de esa incertidumbre internacional que puede provocar pronto una nueva crisis económica, y qué tienen pensado hacer para afrontarla. Cuando hablan ustedes de pensiones, toda la fuerza se les va en acusarse unos a otros, pero las soluciones brillan por su ausencia. Si es el paro, pues parece que no existe, aunque algunos proponen un salario social que, si siguen así las cosas y no cambian en lo fundamental, sería un nuevo PER. ¿Saben ustedes que muchos trabajadores de 50 años querrían tener 60 para no vivir la angustia del miedo al posible despido y pérdida de cotización? ¿Puede soportarse algo así? ¿Saben ustedes cuántos no tan jóvenes, mayores de 30 años, viven en pisos compartidos como eternos estudiantes porque su sueldo no da para más? ¿Cuántos ancianos sufren el terror de morir en soledad? ¿Cuántos niños están condenados a la pobreza porque el sistema educativo y la protección social no les ayudan para compensar el entorno desfavorable en el que viven?

No es que no hablen ustedes de todo esto, algo dicen. Normalmente para esgrimir cifras distintas de las que presenta su contrario, con lo cual ya ni los datos los podemos dar por buenos, para llamarse entre ustedes mentirosos, o antipatriotas. En lo que llevamos de campaña siguen ustedes a sus cosas: las banderas, el procés, la caza y los toros, el indulto sin previa condena, los impuestos a la baja sin que se sepa cómo compensar los ingresos, o al alza sin que se sepa a costa de quién se van a llenar las arcas y sin que nadie se proponga perseguir de verdad a los que defraudan, la banca nacionalizable, miren ustedes, que ya se nos ha olvidado lo de las cajas de ahorros... Y la enorme irresponsabilidad de tensionar la vida de los ciudadanos, de abrir trincheras ideológicas, de sembrar una honda preocupación y hasta miedo por el futuro de un país que, comparado con la mayoría de los países del mundo, no va nada mal. Ver la campaña y pensar que es una burbuja en el aire de dirigentes que se mantienen de espaldas a la sociedad, a los votantes, es todo uno. Así que, con ustedes, lo que pase después del 28-A es para echarse a temblar. Mientras, solo se me ocurre decirles, ¡eh, que estamos aquí!

* Periodista