El PP tratará de llegar a la Moncloa con un surtido de propuestas recentralizadoras con las que pugna en mano dura con Ciudadanos y Vox. Más allá de un programa electoral, Pablo Casado presentó ayer en Barcelona una declaración de intenciones sobre Cataluña, ya que su receta para aplacar el conflicto catalán ocupa el primer capítulo de la cartilla bajo el título «comprometidos con el fortalecimiento de la nación».

Además de abanderar una aplicación del 155 «por el tiempo que resulte inexcusable» en educación, régimen penitenciario, medios públicos de comunicación y hacienda pública, destacan otras medidas ya patrocinadas. Entre ellas, destaca una ley de lenguas -para que el castellano sea lengua vehicular en la escuela y administración-, una ley de símbolos -que prohíba insignias independentistas en el espacio público-, reforzar la ley de financiación de partidos políticos para cortar subvenciones «a los que atenten contra la unidad y los intereses de la nación», una reforma del Código Penal para volver a tipificar como delito la convocatoria de referéndum ilegal y para prohibir los indultos en los casos de delitos de rebelión y sedición, y de «reforzar» la ley de partidos y exigir la «ilegalización de aquellos que promuevan la violencia», un destino al que Casado encasilló «los que alienten la kale borroka o sangrientos terroristas».

Para evitar regates a la Constitución, incluyeron en el programa para el 28-A que se legisle para garantizar el juramento o la promesa de cargo público en base a la Carta Magna, «como es debido sin añadidos», apuntó, en alusión al imperativo legal que usan los independentistas.

Asimismo, el PP pretende aumentar la «presencia del Estado» en todo el territorio con el incremento de los «recursos materiales y humanos» en las delegaciones del Gobierno y con la ampliación de las infraestructuras a disposición de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado e incluye su idea de reformar las leyes para garantizar la «prevalencia» de la Policía Nacional y la Guardia Civil sobre los cuerpos autonómicos.

El sucesor de Mariano Rajoy también habilita la aprobación de una moratoria que paralizará la cesión de nuevas transferencias a las comunidades y propone establecer «los cauces necesarios» para que aquellas que así lo deseen puedan devolver competencias. Además, si Casado llega al Gobierno, la Alta Inspección del Estado fortalecerá sus competencias y los funcionarios que detecten «adoctrinamiento» en los alumnos por motivos políticos podrán expedientar a los responsables.

En otro epígrafe, el PP promete aprobar una ley de concordia que derogue la de memoria histórica y promover la Fiesta Nacional del 12 de octubre.

ATAQUES A SÁNCHEZ / Pero tan importante es lo que el programa electoral recoge como lo que deja fuera. El PP no ha dedicado ni una de las 500 medidas a la lucha contra la corrupción, una de las lacras de su partido las dos últimas décadas, ni al aborto -prefiere hacer hincapié en apoyar a las familias y la maternidad- ni tampoco detalla cómo mantendrá el sistema de pensiones. Después de la controversia provocada por Daniel Lacalle, el texto del programa solo señala que las pensiones «deben mantener su poder adquisitivo» y que su revalorización tendrá en cuenta el IPC y «otros indicadores» que no concreta.

Casado centró todos sus dardos en la diana del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien acusó de ser un «peligro público», de «liquidar la nación» tras «implorar los votos de los terroristas» -en alusión a EH Bildu-, y hasta espetó que «prefiere manos manchadas de sangre que manos pintadas de blanco», en alusión a las manifestaciones contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997.

El popular hurgó en esta idea aseverando que Sánchez también «prefiere manos pintadas de amarillo que manos abiertas a todos los españoles».

Casado invocó a sus «aliados comunistas, batasunos, chavistas, separatistas y terroristas» y zanjó que el presidente «tiene un plan que va directo a la independencia de Cataluña». «Menos votos al PP, son más escaños para Sánchez», resumió el presidente de los populares, y llamó a concentrar el voto de la derecha en su partido.

Por su parte, la candidata por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo aseguró que su lista de voluntades para encarar las elecciones persigue «empoderar a los demócratas» para «impulsar una auténtica devolución de autonomía» y afrontar «lo más urgente», «el rescate democrático de Cataluña». «Frente a los planes y proyectos de CDR, nuestra RDC: Rescate Democrático de Cataluña», proclamó.