Hace unos días se presentaba al público Córdoba Suma, un proyecto pionero contra el acoso escolar impulsado por la Fundación Viana y dos asociaciones, No al Acoso Escolar (NACE) y Autismo Córdoba. Al frente de la dirección técnica de esta última lleva María Muñoz 9 años.

-Cuénteme cuál es el principal objetivo de Córdoba Suma.

-Esta iniciativa nace del convencimiento de que entre todos podemos combatir el acoso escolar. Para ello, formamos una red cohesionada que suma apoyos, trabaja en la prevención pero que está preparada para detectar e intervenir para ayudar a los nños y adelescentes que lo estén sufriendo.

-Desde su perspectiva profesional, ¿por qué cree que se dan situaciones de acoso?

-Los niños tienen un acceso muy directo a la información y ésta, en muchas ocasiones, no es adecuada a su edad. Por otra parte está esa sensación de que crecen demasiado rápido, dejando de ser niños muy pronto. Hay una falta de empatía hacia el otro, de ser conscientes de las secuelas que esos actos pueden tener en la persona que lo sufre y el sentimiento de impunidad por parte de los que acosan y agreden.

-¿Cree que esa ausencia de filtros, propia de las edades más tempranas, lleva a situaciones de acoso a compañeros?

-En ocasiones tendemos a normalizar situaciones que, sin serlo, por la frecuencia con la que ocurren, damos por naturales de niños, eso de «los niños son muy crueles». Tenemos que fomentar que lo que rodea a los menores sean valores y modelos positivos de cómo hacer las cosas, de lo que de verdad es socialmente aceptable, «que mola», y no dejar que una acción coercitiva y/o agresiva, se normalice. Esas conductas deben ser erradicadas desde el momento y contexto que se producen.

-Hace unos días se hizo viral una foto que una madre que subió a las redes sociales de su hija (seis años) tumbada en una cama de hospital tras haber sufrido bullying. Con tan corta edad la situación es dramática.

-Por desgracia se conocen muchos casos verdaderamente crueles que cuesta creer que hayan sido provocados por niños. Desde mi trabajo, hemos tenido casos de niños con autismo que han padecido en sus colegios situaciones de acoso escolar. Para ellos es difícil entender qué está pasando, diferenciar si son o no sus amigos... es realmente doloroso. La diferencia puede ser motivo de acoso. Hay datos que reflejan que un 90% de las personas con autismo de alto funcionamiento lo sufren. Son un blanco fácil por eso trabajamos con ellos el tema de la amistad, para que sepan diferenciar al que es amigo del que no lo es. Que distingan lo que es un juego o no un juego y que aprendan a comunicar situaciones que les generen duda y no entiendan bien.