Este docente, que lleva trece años dando clases y está convencido de que la Filosofía es una magnífica herramienta para mejorar la sociedad en que vivimos, sigue esperando ese día en el que pueda enseñar a sus alumnos más de lo que ellos le enseñan curso tras curso.

-¿Cree que a sus alumnos pueda parecerle que, la suya, es una materia pasada de moda?

-Nunca he tenido esa sensación a lo largo de mi carrera. Mi quehacer ha sido siempre trasladar la realidad, más cercana y lejana, al aula. Mis alumnos vienen a clase con la condición de saber qué ocurre fuera de estas cuatro paredes. Así creo que es difícil que sientan que esta asignatura está, como diría Nietzsche, en decadencia.

-Hay asignaturas que se toman por imprescindibles (Matemáticas, Lengua...) ¿Pondría la Filosofía a este nivel?

- Si atendiéramos comparativamente al número de horas que se les dedica a estas asignaturas, entonces la Filosofía no sería, en absoluto, imprescindible. Cuando mis alumnos me preguntan por la utilizad de esta asignatura no dudo en responderles que esta asignatura es la encargada de construir en ellos mismos una estantería bien asentada, fuerte y duradera, en la que podrán colocar, como cada uno de ellos disponga, el resto de materias que estudian.

-A nivel de planes académicos, ¿cómo ve el tratamiento que recibe su asignatura?

- Creo que no es ni la materia más maltratada ni la más glorificada dentro de los planes académicos actuales. Todas las asignaturas, incluso las troncales, se ven sometidas a cambios a lo largo del tiempo como adaptación a lo que la sociedad va demandando. Pero existen dos conflictos respecto a esto: uno es que esa pretendida adecuación nunca llega a conseguirse y dos, es esa dependencia que se crea entre el sistema educativo y el gobierno de turno. La filosofía, ahora más que nunca, cobra un sentido extraordinario porque tiene que ser la que proporcione a nuestro alumnado dos o tres pilares básicos con los que poder sostener la propia vida y que sean inmunes, impermeables, a los vaivenes a los que nos vemos sometidos.

-¿De las ocho competencias básicas, cuáles trabaja en su asignatura?

- Si me pide que me ciña al ámbito curricular, abarca con creces todas las competencias básicas, incluso la matemática ya que hay una parte dedicada a la lógica en la que se procede como si se ejercitase el cálculo. Pero lo que me preocuparía es que la Filosofía, parafraseando al filósofo José Antonio Medina, no crease ese espacio adecuado para una competencia fundamental con la que se pone en práctica el resto, y es la de Aprender a Pensar. Siempre les repito a mis alumnos que deben salir de la escuela sabiendo pensar.