Entre la tierra y el Sol existe una zona llamada punto de Lagrange L1. Se encuentra a 1% de la distancia que nos separa del Sol. Debido a la atracción gravitatoria de los dos astros si un tercer cuerpo se posicionara en ese punto se daría un curioso equilibrio y el cuerpo orbitaría alrededor del Sol a la misma velocidad angular que la Tierra, es decir iría acompañándonos en nuestro viaje alrededor del Sol en una posición fija con respecto al planeta Tierra, siempre interpuesto entre el Sol y nuestro planeta. De hecho la Agencia Espacial Europea ha colocado algunos satélites en esta zona para el estudio de nuestra estrella.

Existen otros cuatro puntos de Lagrange. Dos de ellos, L4 y L5 están a una distancia igual que la que nos separa de nuestra estrella y en la misma órbita que la Tierra, es decir formando, cada uno de ellos, un triángulo equilátero con la Tierra y el Sol. Se caracterizan por ser muy estables, lo que posibilita que algunos cuerpos celestes ocupen esas posiciones y acompañen indefinidamente a planetas o satélites a distancias fijas. Estos cuerpos se llaman satélites troyanos y existen en Júpiter y en otros planetas y satélites de nuestro Sistema Solar.

En cuanto a los cuerpos que ocupen el punto L1 no tienen garantizada la permanencia indefinida porque son posiciones menos estables y cualquier influencia de otros planetas o incluso la presión del viento solar pueden hacer que los cuerpos que ocupen esta posición la abandonen indefinidamente. Esta es la razón por la que los satélites artificiales que están en esta posición estén equipados con propulsores que los devuelven a su posición en caso de inestabilidad.

Una vez descrito este fenómeno astronómico, quiero comentar una noticia aparecida no hace mucho en varios medios de información. El científico de la Universidad de Arizona Roger Angel ha desarrollado la idea de lanzar a la zona L1 millones de discos de un metro de diámetro y más finos que un pañuelo, con una masa de un gramo. Esta empresa requeriría décadas y su coste sería también astronómico. Su objetivo sería interceptar un pequeño porcentaje de la luz solar y así contrarrestar el calentamiento del planeta que la acumulación de gases de efecto invernadero está provocando. Las consecuencias del cambio climático son conocidas por todos aunque nos cuesta creer que algún día puedan suceder, por ejemplo la subida del nivel de los mares en varios metros tendría graves consecuencias para la humanidad.

Estos pequeños parasoles acompañarían a nuestro planeta eclipsando la luz al igual que otras veces ha pasado de forma natural en las erupciones volcánicas, recordemos que en 1991 el monte Pinatubo (Filipinas) tras lanzar millones de toneladas de azufre a la estratosfera hizo que la temperatura media del planeta descendiera 0.6 ºC en ese año.

Los detractores de esta idea no han tardado en advertir sobre las posibles consecuencias de un posible fallo (recordemos que L1 no es una zona totalmente estable), además esta inversión millonaria se podría emplear en frenar el calentamiento por otros métodos, por ejemplo, el aprovechamiento de esa luz solar que pretenden esquivar para fabricar electricidad limpia y así disminuir el uso de combustibles.

Ya se han barajado otras posibilidades para combatir el calentamiento global sin frenar nuestro desmesurado consumo de petróleo, gas y carbón. Una de ellas es capturar el dióxido de carbono, resultante de la combustión y causante del efecto invernadero, en el fondo del mar o en yacimientos agotados de petróleo en las profundidades de la tierra. En el futuro seguro que surgirán nuevas soluciones, algunas descabelladas y con graves efectos colaterales.

Otro aspecto a discutir es sobre quien tendría que sufragar los gastos. No olvidemos que el cambio climático afectará (o mejor dicho, ya afecta) a toda la humanidad, además de la fauna y flora. Lo sufriremos todos, aunque serán los países más pobres quienes menos recursos tengan para contrarrestar sus efectos y paradójicamente los que menos han contribuido al mismo.

Espero que todos reflexionemos sobre el derroche y mal uso que hacemos de la energía. Muchos sentimos impotencia al ver como se desperdician los recursos, en vehículos, en comercios, en los grandes edificios donde miles de ordenadores quedan muchas veces encendidos sin que nadie los esté usando. El ahorro es la medida más eficaz y segura para frenar este problema y está al alcance de cualquiera.

Para más información sobre los puntos de Lagrange y los satélites troyanos podéis consultar los artículos sobre gravitación del astrofísico cordobés David Galadí en el blog "caosyciencia". Sobre el cambio climático os recomiendo el blog de otro cordobés, José Larios, titulado "calentamientoglobalclima".