Exponer ideas y debatir opiniones de manera razonada y con criterio son rasgos de madurez que retratan a las sociedades democráticamente avanzadas. Según la Consejería de Educación, en un contexto formal del aula, y también en el lúdico, el alumnado que aprende a través de la metodología del debate tiene la ocasión de adquirir muchas de las competencias clave que tan necesarias son en todas las organizaciones sociales. En los encuentros de debate son muchos los parámetros que se juzgan y que los alumnos deben tener en cuenta. Así, respecto al fondo, se valora la verdad, veracidad y diversidad de los argumentos.

Tener una línea argumental definida y profundidad de argumentos, el rigor y variedad de evidencias, dar respuesta a la pregunta-temática del debate, refutar los argumentos del equipo contrario o proporcionar citas de autoridad teórica. En cuanto a la forma, también son numerosos los aspectos que se valoran, tales como la naturalidad y expresividad, el dominio del espacio, el contacto visual, dominio de voz y silencios o la agilidad y claridad en las respuestas. A nivel de equipo se valora el equilibrio entre los miembros.