El programa internacional Erasmus+ no escapa al embite de la pandemia y este curso pasa por adaptarse a los tiempos y necesidades que corren. Así lo anunciaba recientemente Coral Martínez Iscar, Directora del SEPIE (Servicio Español para la Internacionalización de la Educación), organismo responsable de estos proyectos, quien apuntaba a una mayor «flexibilidad y libertad».

Así, los centros cordobeses que este curso inician uno de estos programas europeos saben que el desarrollo de sus acciones va a ser distinto al habitual. Uno de ellos es el IES Guadalquivir. Su propuesta KA229 (Asociaciones de Intercambio Escolar) Climate Change Agents (Agentes del cambio climático) ha sido el proyecto mejor valorado a nivel nacional de las 478 solicitudes evaluadas. Su coordinadora, Julia Gracia, explica que este proyecto tiene como temática principal el cambio climático y como objetivos prioritarios la digitalización y reducción del abandono escolar temprano, algo que a su vez favorecerá la inclusión social del alumnado participante.

Este instituto, siguiendo la adaptación del programa a las nuevas circunstancias provocadas por el Covid-19, iniciará el proyecto a través de un aprendizaje que combina los intercambios virtuales con los físicos. «En este sentido, la asociación de centros que conformamos el proyecto tenemos libertad para decidir si, por ejemplo, queremos solicitar una prórroga de 12 meses para extender el Erasmus+». Confía Gracia en que el alumnado no pierda motivación por tener que vivir movilidades en un entorno virtual. También realizarán actividades colaborativas en la plataforma digital eTwinning y participarán en videoconferencias de forma regular. «Miramos el lado positivo a esta nueva situación, ya que trabajar de forma digital amplía la participación de más alumnado que se puede beneficiar directamente del programa», apunta la coordinadora, quien añade que «el valor más importante de este programa, por encima incluso del hecho de viajar, son las personas. La interacción con chavales de otros contextos, conocer países diferentes, su idioma, cultura, comida... no pueden reemplazarse con ninguna experiencia digital. Es eso precisamente lo que lo convierte en una experiencia para toda la vida. Sin embargo, es precisamente el enorme trabajo y esfuerzo que se exige por parte de los estudiantes, lo que diferencia al programa Erasmus de un viaje escolar».

El colegio concertado Séneca también se encuentra en esta situación. Tal y como explica el coordinador de los proyectos Erasmus, Juan Luque, con el K101 (movilidad para formación del profesorado) están tranquilos «porque tiene 18 meses de duración por lo que esperamos que en este tiempo se puedan realizar las movilizaciones de forma habitual». A éste suman otros dos proyectos KA229. Uno de ellos tiene una vigencia de 24 meses «por lo que también somos optimistas en cuanto al tema de los intercambios. Estamos seguros de que llegarán», explica Luque. El resto de acciones las realizan por vía telemática, coordinados por un centro polaco. Su segundo proyecto es sobre emprendimiento y también de larga duración. Según explica, «va a hacer falta algo más que una pandemia para echarnos abajo. Tenemos unas ganas tremendas de poder llevar a cabo todas nuestras formaciones como las movilidades a otros centroscon nuestro alumnado. Es la primera vez que tenemos estas movilidades y ahora lo que nos mueve es la ilusión».

En el instituto Blas Infante también inician un Erasmus+ este curso. Desde el centro explican que este año lo centrarán en actividades en las que los alumnos trabajarán en remoto en las plataformas comunes dejando el tema de las movilidades pospuesto para el próximo curso, siempre, como apuntan, «con la esperanza de poder llevar a cabo un curso normal».