El año 2009 fue el de la astronomía. Conmemoramos el primer uso astronómico del telescopio por Galileo. En nuestra ciudad, una calle llevará su nombre y otras seis más nos recordarán a otros astrónomos y astrónomas: Hipatia, Azarquiel, Fátima de Madrid, Kepler, Edwin Hubble y Cecilia Payne. Todos ellos contribuyeron al conocimiento del Universo y a desterrar ideas erróneas.

Esta iniciativa, ´Astronomía en las calles´, ha sido bien acogida en muchas ciudades de nuestro país, pero no ha sido la única. Gracias al Instituto de Astrofísica de Andalucía y a otros organismos y asociaciones astronómicas y científicas de nuestro país se han desarrollado los objetivos propuestos.

El primero y más importante era aumentar el conocimiento científico de la sociedad y para ello se han organizado actividades como conferencias, exposiciones fotográficas, sesiones de planetario, cursos formativos, conciertos astronómicos y plantadas públicas de telescopios donde muchos ciudadanos se han acercado por primera vez a uno de ellos.

Otra de las metas era la de mejorar la paridad en todos los ámbitos científicos y estimular un mayor compromiso con las minorías escasamente representadas en las carreras científicas. No en vano, uno de los proyectos pilares del año Internacional ha sido ´Ella es una astrónoma´.

También se ha alertado sobre la necesidad de mejora de la educación científica en las escuelas e institutos. Cientos de centros educativos de todo el país realizaron la medida del radio terrestre de forma parecida a como lo hizo Eratóstenes en el siglo III a.c., usando un recogedor y midiendo su sombra. Una iniciativa que debería repetirse en el futuro cada curso escolar.

Nos queda una asignatura pendiente. La recuperación de nuestro cielo oscuro. Este objetivo, el de conservar y proteger esta herencia natural y cultural, es prioritario puesto que además, la pérdida de la oscuridad significa que estamos derrochando luz (energía) que lanzamos hacia el exterior del planeta.

El pasado 12 de diciembre se realizó el acto de despedida de este año astronómico. El lugar fue el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada y tuvimos el honor de conocer a un personaje decisivo en la Ciencia del pasado siglo, el premio Nobel de 1978 Robert Wilson. Su contribución está relacionada con la comprobación de la teoría del Big Bang, es decir, intentar esclarecer el origen y la evolución del Universo. Sus observaciones fueron las más importantes desde el descubrimiento de Edwin Hubble de que el universo se expande. El físico ruso George Gamow lo predijo décadas antes, el Universo en sus orígenes tenía una densidad extraordinaria y unas temperaturas de cientos de millones de grados, pero eran necesarias pruebas experimentales.

En 1965, Robert Wilson junto a Arno Penzias detectaron por casualidad una radiación (ondas de radio) que provenía de cualquier parte del Universo, de noche y de día y que no pertenecía a fuente conocida. El mismo nos contó cómo creyendo que se debía a interferencias, desmontaron todos los componentes del sistema, los limpiaron, pusieron aislante en todas las juntas e incluso eliminaron los excrementos de pájaros que había en la antena de 6 metros con la que realizaban sus medidas. Fue inútil, la señal continuaba.

La noticia llegó a la Universidad de Princeton donde reconocieron que esta señal era lo que ellos llevaban tiempo buscando. La llamada radiación de fondo de microondas era el vestigio más antiguo que se puede detectar de nuestro Universo. Miles de millones de años en expansión han hecho que el Universo se enfríe a una temperatura de 2.7 grados Kelvin (cerca del cero absoluto de temperatura) que podemos detectar mediante esta radiación de fondo. El descubrimiento les valió el premio Nobel concedido trece años después.

Tras la conferencia de Wilson, el broche lo pusieron el astrónomo José Antonio Caballero y el músico Antonio Arias acompañado de su banda. Con una sorprendente mezcla de música, poesía y Astronomía nos deleitaron con un espectáculo visual y de música en vivo donde dieron vida a poesías de varios autores, entre ellos algún astrofísico.