Un huerto en la Aduana es el nombre de este trabajo llevado a cabo en este colegio y que supone un reconocimiento a una labor que vienen desarrollando desde hace más de 15 años. A un grupo de docentes se les ocurrió la idea de hacer una recopilación de las distintas plantas que cultivan allí pero yendo un poco más allá. Tal y como explica el jefe de estudios de La Aduana, Pedro Oteros, «quisimos reflejar en esa guía que ahora ve la luz el proceso lectoescritor y de dibujo de los diferentes niveles educativos de nuestro centro, desde Infantil hasta 6º de Primaria». El huerto escolar les ha permitido, desde hace tres años, formar parte del programa Ecoescuelas. En este sentido el colegio cuenta con un comité ambiental con delegados en cada clase además de una serie de proyectos y objetivos que establecen anualmente tales como la reducción de residuos, el ahorro de energía, de agua, el reciclado, la reutilización o la concienciación medioambiental. «La Aduana, cada vez más, y no solo debido al espacio privilegiado que tiene sino también afrontando los retos medioambientales que se nos plantea con e cambio climático, ha considerado dentro del currículum abordar todos estos temas de una forma práctica, algo que nuestro alumnado disfruta mucho», puntualiza Oteros.

la guía/ Se trata de la punta del iceberg de una serie de trabajos medioambientales que vienen desarrollando. El coordinador actual del huerto ecológico, Matías Duque, es un profesor de enseñanzas medias jubilado que desde hace cinco años presta sus servicios a tan noble causa. Tal y como explica, «dadas las extraordinarias posibilidades del recinto desde el primer momento planteé a los docentes mi visión de este espacio como un recurso excelente para alcanzar tanto el nivel de conocimientos como de competencias e invité a todos a sumarse al proyecto». Entendía el ex docente que un huerto escolar no debía limitarse solo a lo anecdóctico de visitarlo y reconocer las especies que en él se cultivan. Más allá de los conocimientos científicos que se pueden adquirir, se trata también que desde la práctica, disfrutando del entorno los alumnos sean conscientes de la dedicación, esfuerzo y paciencia necesrios para conseguir alimentos. En el desarrollo de estas tareas, el alumnado adquiere o refuerza hábitos de trabajo como la observación, la deducción o el razonamiento. Explica Duque que una jornada en el huerto consiste en una primera parte en la que se comentan los cambios habidos en los cultivos desde la sesión anterior, abordando aspectos científicos relacionados con las plantas del momento. En la segunda parte, llevan a cabo la tarea que corresponda ese día y que puede ser sembrar, limpiar o recolectar. Todo lo que se realiza es anotado para su correspondiente seguimiento. Afirma el responsable de este eco huerto que, sin duda, «esta es una de mis mejores experiencias como docente».