La Tierra, en sus movimientos de traslación alrededor del Sol y de rotación sobre su eje, nos obliga a cuadrar días y años en el calendario para que los equinoccios y los solsticios ocupen las mismas fechas a lo largo de la historia; así, desde el siglo XVI quedó establecido que 2012 tendría 366 días.

Prestemos atención a la siguiente frase para después analizarla: "En el transcurso de 2012 la Tierra completará una vuelta orbitando alrededor del Sol y 366 giros sobre su propio eje". En principio, las dos proposiciones parecen correctas pero si analizamos ambos movimientos del planeta, concluiremos que ambas son erróneas.

Empecemos por la duración del año. Nuestro planeta tarda, aproximadamente, 365 días y 6 horas en completar su órbita y, por lo tanto, el día 31 de diciembre a las 6 de la mañana el planeta habrá concluido la órbita y habrá empezado otra que se desarrollará en 2013 pero que ocupará esas últimas horas del presente año. Para arreglar estos desajustes cada cuatro años se compensan esas 6 horas extra con un día adicional. La introducción de esta corrección se realizó en el año 46 a.C. y el nombre, en honor a Julio César, fue calendario juliano. Posteriormente se midió la duración del año con mayor exactitud y se descubrió que había un desfase que era necesario corregir puesto que en vez de 6 horas son 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Para ello, se suprimieron 10 días, del 5 al 14 de octubre de 1582. A partir de entonces se establece el calendario gregoriano, auspiciado por el papa Gregorio XIII, suprimiendo aquellos años bisiestos cuya cifra sea divisible por 100, por ejemplo, 2100 no lo será, pero respetando los que lo sean por 400, como el año 2000. Vayamos a la segunda afirmación. Al tener 366 días, es lógico pensar que la Tierra dará esas mismas vueltas sobre su eje, pues bien, voy a intentar explicar que en realidad serán 367 las revoluciones.

Para entenderlo tenemos que conocer la definición de "día" y aquí nos encontramos varias posibilidades. Fijémonos en dos: día solar y día sidéreo. El día solar se define como el lapso que emplea el Sol en culminar dos veces el meridiano solar, es decir, el tiempo que hay entre dos posiciones idénticas del Sol observado desde la Tierra. A este tiempo le hemos asignado 24 horas, equivalentes a 86.400 segundos.

Para el día sidéreo no tomamos como referencia el Sol sino a una estrella lejana, y sería el tiempo que la Tierra tarda en realizar una vuelta completa tomando esa referencia. Imaginemos que observamos la Tierra desde una posición exterior, como por ejemplo la Estrella Polar. Mientras da una vuelta alrededor de su eje, la Tierra se va desplazando en su órbita y por lo tanto para poder observar al Sol desde nuestra superficie terrestre en la misma posición que 24 horas antes debe girar un poco más. Esto hace que la revolución medida desde la estrella lejana dure 236 segundos menos que el día solar, unos 4 minutos. Sumando durante los 366 días solares ese pequeño ángulo diario, el planeta habrá dado una vuelta más, es decir, en lugar de 366 giros dará 367 vueltas sobre su eje.

Esta vuelta extra se puede comprender mejor realizando un dibujo explicativo de la evolución del planeta conjugando los dos movimientos. También podemos pensar que es equivalente al movimiento de la Luna alrededor de nuestro planeta y de su propio eje, dando una vuelta en cada caso, lo que hace que siempre mire hacia nosotros la misma cara y no podamos ver su cara oculta al encontrarse mirando hacia nosotros cuando la Luna atraviesa la zona por delante del Sol, el cual impide que la veamos, esto ocurre en Luna nueva. Otro ejemplo similar ocurre en el juego del "corro de la patata", un observador situado en el centro del corro nunca puede ver la nuca de los niños, siempre verá sus caras. Cada vez que un niño da una vuelta alrededor del que está en medio también habrá dado una vuelta en torno a su propio eje, aunque ninguno de los dos lo perciban.

Por último, invito a los lectores a que con ayuda de papel y lápiz intenten descubrir, planteando un problema sencillo, por qué son 236 segundos los que diferencian a ambos días, al solar y al sidéreo y si son aficionados a la etimología les recomiendo buscar el origen de la palabra bisiesto y descubrir cómo era el calendario en la antigua Roma.