Las escuelas hogar ofrecen un servicio educativo que ha pasado de desempeñar exclusivamente una función compensadora e integradora a realizar funciones que favorecen la igualdad de oportunidades y la equidad en la educación.

En nuestra provincia funcionan tres de ellas en las que se atienden a 167 niños de 6 a 16 años. La de Rute es la que mayor número de alumnos atiende, con un total de 95, seguida por la de Villanueva con 50 y con 22 la más próxima a la capital, la de Villafranca.

Al igual que las residencias, las escuelas hogar posibilitan la atención del alumnado que tiene dificultades para acceder a los distintos niveles educativos, por carecer de esa oferta en su lugar de origen.

Los beneficiarios de este servicio son los alumnos matriculados en enseñanzas obligatorias (Educación Primaria y ESO) en centros públicos o privados concertados, con domicilio familiar lejos del centro que imparte las enseñanzas solicitadas e imposibilidad de servicio de transporte. También quienes pertenezcan a familias que pasan largas temporadas fuera de su lugar de residencia, los que compatibilizan los estudios de educación secundaria obligatoria con enseñanzas profesionales de música o danza y aquellos cuyas situaciones personales o familiares así lo aconsejen.

Javier Torrico Pérez es el director académico de la escuela hogar Nuestra Señora de los Remedios, de Villafranca, desde 1996. Junto a él, trabajan dos educadores, la cocinera y la directora titular del centro. Hasta esta escuela hogar llegan alumnos desde poblaciones cercanas como Pedro Abad, El Carpio, Adamúz, Montoro y Córdoba.

Según explica Torrico, los niños están de lunes a viernes en régimen de internado. «Tienen desayuno, comida y cena.»

Durante la jornada lectiva asisten, los más pequeños, al CEIP Teresa Comino y los mayores al IES La Soledad. A partir de las 14.00 horas llegan a la escuela hogar en la que «se encuentran como en casa», apunta el titular. Los niños de menor edad, al principio, les cuesta un poco adaptarse a estar separados de sus padres durante días, si bien «se acaban adaptando con bastante rapidez ya que procuramos que tengan un ambiente familiar y cercano», explica.

El miércoles es el día fijado para las visitas de los padres «que se aprovecha para informarles de todo lo concerniente a sus hijos, a modo de tutorías. También nos comunicamos con ellos los viernes, que es cuando vienen a por ellos para pasar juntos el fin de semana», aclara Javier quien destaca que «con los años el número de alumnos va descendiendo». A esto añade las dificultades que vienen marcadas por un reciente cambio en la normativa que regula las subvenciones que se les conceden y que ahora «nos someten a un control tanto económico como de alumnado mucho más exhaustivo». El plazo para solicitar plaza es del 1 al 31 de marzo y las solicitudes se presentan en las propias escuela hogar.