El título de la conferencia ofrecida ayer por la alcaldesa, Isabel Ambrosio, en Los desayunos de Diario CÓRDOBA puede plantearse como una buena pregunta, un motivo de reflexión que interpela tanto a los responsables de las instituciones como a los agentes socioeconómicos de la ciudad, a los partidos políticos y a los propios ciudadanos. En su ponencia Córdoba, y por qué no, Ambrosio hizo una suerte de balance extendido de su propio mandato y de los anteriores, y planteó sus expectativas de futuro, vista la cercanía del 26-M. Pero, más allá de los argumentos sobre su propia gestión, y del desiderátum que supone invitar a la ciudad a creer en su futuro y a desterrar el conformismo, la frase encierra también un análisis crítico y autocrítico... ¿Por qué no ha sido capaz Córdoba de progresar a un mejor ritmo? El balance de las últimas décadas en la ciudad deja un regusto amargo, con proyectos paralizados, escasa iniciativa pública y privada, falta de dinamismo, una sociedad conformista y unas instituciones que no han sido capaces de insuflar el impulso necesario. El diagnóstico ya está hecho, y ya se conoce la necesidad de encontrar «proyectos de ciudad», nuevos enfoques de actividad económica, cultural y, en general, de aprovechamiento del talento y desarrollo empresarial. Ese Córdoba, y por qué no, con y sin interrogación, nos atañe a todos, pero muy especialmente a las instituciones que rigen la ciudad y la provincia.