Córdoba ha experimentado un fuerte aumento (18%) en el número de personas sin hogar. Así lo certifica el estudio de la Red Cohabita, presentado esta semana por el Ayuntamiento, y que ha detectado a 326 sintecho frente a los 275 del año pasado. Cerca del 80% son hombres, entre 45 y 65 años de edad. Entre esta población que vive al margen de la sociedad, que no habita en una casa ni dispone de las prestaciones elementales más allá de lo que va consiguiendo en la calle o en las instituciones, casi la mitad sufre adicciones o enfermedades mentales, lo que dificulta su integración. Ahora que ha llegado el frío, la preocupación por los hombres y mujeres sin hogar crece, aunque muchos de ellos duerman en casas de acogida o pisos de inserción. Otros ocupan infraviviendas, o buscan un rincón en la calle, con riesgo para su seguridad y supervivencia. Las vidas de estos ciudadanos las conocen bien las oenegés y las parroquias, así como los servicios sociales y la Policía Local, pero ayudarles es difícil, pues requerirían una actuación individualizada, dadas las diversas razones (dependencias, paro, problemas familiares) que les han llevado a su situación. Los «sin hogar» apelan a una sociedad en la que el débil no está lo bastante protegido, en la que la soledad y la falta de redes de apoyo conduce a situaciones extremas. El aumento de los casos habla, más allá de las cifras, de la urgencia de combatir la exclusión social.