La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, dio ayer por fin el esperado paso y puso fin a las especulaciones anunciando la convocatoria de elecciones autonómicas para el próximo 2 de diciembre. Un adelanto en cierto modo técnico, pues la cita con las urnas tendrá lugar apenas tres meses antes de que termine la legislatura, y también estratégico, pues, como legítimamente está facultada, cabe entender que la también secretaria general del PSOE-A considera este momento el que le puede ser más favorable para la cita con las urnas, y en base a ello convoca.

La decisión, anunciada ayer por la tarde, pone fin a meses de especulaciones y genera un entorno de claridad que ya se iba haciendo necesario, pues en las últimas semanas parecía que no había otro asunto en la actualidad andaluza que no fuese el hipotético adelanto electoral. De hecho, los partidos de la oposición se han ido preparando, designando a sus candidatos y cargando las baterías para la campaña a la espera del anuncio. El hecho de que se conovoquen las elecciones al Parlamento de Andalucía con meses de adelanto sobre otras citas electorales --municipales y europeas y la posibilidad de unas elecciones generales, si bien el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, transmite el mensaje de que agotará la legislatura-- tiene sus ventajas, pero también sus riesgos. El principal, que Andalucía se tenga que enfrentar a un tiempo de gobierno en funciones por la hipoteca que puedan ser el resto de las citas con las urnas a la hora de llegar a acuerdos de gestión. Eso, si se cumple el panorama de fragmentación del Parlamento de Andalucía que anuncian las encuestas. Los partidos políticos querrán ser cautelosos con sus alianzas en Andalucía mientras tengan por delante nuevas campañas electorales, y estas alianzas parecen inevitables.

Las razones que esgrime la presidenta para este adelanto entran en lo ortodoxo. Es decir, parece lógico evitarle a Andalucía una campaña electoral (convocada o no, en ella estamos) de cinco meses, y facilitar la necesaria estabilidad a nuestra comunidad. También parece lógico buscar la perspectiva del debate andaluz, que, aunque difícil por la situación política y porque Andalucía puede ser el banco de pruebas de los partidos ante próximas convocatorias, es deseable y sería lo justo para con los ciudadanos. La oposición acusa a Susana Díaz de hacer precampaña, pero también Juanma Moreno (PP) y Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía, la confluencia de IU y Podemos) están lanzando sus mensajes. Como Ciudadanos, el exsocio del PSOE, al que parece convenir este adelanto, pues su candidato, Juan Marín, está recibiendo constantes «visitas» del líder nacional, Albert Rivera. El panorama estaba tenso, y ahora al menos el horizonte queda despejado.