En la Sanidad, como en otros ámbitos de los servicios a la población, se ha dado en la última década una tormenta perfecta en la que a los recortes de la crisis -que dejó al mínimo la cobertura de las jubilaciones de los profesionales- se han sumado las tensiones políticas y, probablemente, esas situaciones en las que sacar adelante el día a día relega problemas de fondo que, al final, afloran convirtiéndose en urgencias. En Córdoba ejercen la medicina 3.432 personas, de las que 2.349 lo hacen exclusivamente en la sanidad pública, 612 en la privada y 471 alternan ambas posibilidades. De ellos, más de 1.000 van a jubilarse a lo largo de la próxima década. Cubrir esas plazas que quedarán vacantes es obligado, pero no es fácil teniendo en cuenta el número de licenciados que salen de las facultades, lo reducidas que son las plazas de formación -médicos internos residentes y especialistas- y el hecho de que muchos profesionales sanitarios marchan a otras zonas de España o el extranjero donde reciben mejores remuneraciones. La Consejería de Salud está empezando a adoptar medidas, como ligeros aumentos en las plazas de formación de especialistas (EIR) en el hospital Reina Sofía, el anuncio de contrataciones más estables o la posibilidad de alargar voluntariamente hasta los 70 años la jubilación de los facultativos. Son buenas iniciativas, pero insuficientes. La preocupación mostrada por el Colegio de Médicos, el Sindicato Médico y otros colectivos como Basta Ya está fundamentada: muchos médicos están ya sobrecargados de trabajo, los turnos de vacaciones apenas se cubren y la calidad asistencial se resiente. Resolver este problema ya no es solo una cuestión de presupuesto, sino de un estudio a fondo y de la aplicación de un plan estratégico a medio plazo que reorganice la situación de los profesionales en Andalucía y despeje su futuro.