La inquietud se extiende a medida que surgen más casos de contagio del nuevo coronavirus chino en diferentes países. El virus, llamado 2019-nCoV, causa infecciones respiratorias y puede ocasionar desde un leve catarro a una neumonía grave. El epicentro de la afección tiene lugar y fecha: principios de diciembre en el mercado de Wuhan, una metrópoli china con 11 millones de habitantes. Al igual que otros coronavirus, proviene de animales. De hecho, en ese mercado se vendían animales vivos y recién sacrificados.

Al tratarse de un virus, los antibióticos no sirven. Ninguno de los antivirales conocidos funciona. La recuperación depende de la fortaleza de los pacientes. La tasa de mortalidad, como ha explicado la doctora cordobesa Inmaculada Salcedo, portavoz del grupo de seguimiento creado por la Consejería de Salud y Familias de la Junta, está entre un 2,5 y un 3% (la gripe estacional común es de menos de un 1%, pero otras epidemias han llegado al 30%), y la mayoría de los fallecidos tenía problemas previos de salud. Hasta el momento, se han confirmado más de 170 muertos, unos 9.000 enfermos, aunque las cifras crecen a diario. Parece que afecta más a mayores que a niños.

La confirmación del contagio entre humanos llevó a extremar las medidas de prevención. Millones de personas permanecen aisladas en Wuhan. El virus ya ha llegado a más de 20 países, también Europa. A pesar de ello, los expertos llaman a la calma. Se está trabajando a contrarreloj y ya se ha conseguido descifrar el genoma completo del virus. Se especula con la posibilidad de que se pueda conseguir la vacuna en 40 días. En España, el Ministerio de Sanidad cree que la epidemia «tiene posibilidades de empezar a remitir» y avanza que en España va a haber «como mucho algún caso», que espera no sea de transmisión local

La economía, el deporte o el turismo son algunos de los muchos sectores a los que las medidas de control afectan de forma directa y se augura un golpe severo no solo en la economía de China, sino en la mundial. La OMS declaró el jueves pasado emergencia global por el brote, lo cual permite intensificar las medidas de prevención y coordinación de las autoridades sanitarias de todo el mundo -como demuestra el aislamiento de unos turistas alemanes en La Gomera tras confirmarse su contacto con contagiados en Berlín y un caso de contagio en uno de ellos-, imprescindibles para el control de un virus que puede desatar una pandemia. Ante la situación, son imprescindibles la alerta y las medidas de prevención, pero nunca un pánico injustificado que colapse los servicios sanitarios o dé lugar al rechazo social hacia los ciudadanos chinos.