El Partido Popular, un partido acostumbrado a las unanimidades, llega este fin de semana (viernes y sábado) al congreso extraordinario convocado tras la dimisión de Mariano Rajoy con dos candidatos a la presidencia nacional enfrentados y una incertidumbre total sobre el resultado. Pese a los reiterados intentos de la vencedora de las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría, con el 37% de los votos, no ha habido candidatura única porque Pablo Casado, segundo a poco más de tres puntos, ha creído desde el primer momento que podía ganar a la exvicepresidenta.

La campaña ha sido dura, con dos vídeos anónimos descalificadores, uno contra cada candidato, y ha mostrado la división del partido y del último Gobierno, ya que los ministros se han repartido en el apoyo a los aspirantes a suceder a Rajoy. Casado ha logrado el respaldo de la aún secretaria general, María Dolores de Cospedal --que quedó en tercer lugar en la primera vuelta de estas primarias--, y de los otros cuatro candidatos menores, pero, a la vista de estas primarias atípicas, que solo han servido para designar a los dos finalistas, nada está decidido. Pese a que Santamaría y Casado se atribuyen ya el triunfo, el vencedor depende de la decisión de 3.082 compromisarios sin mandato imperativo que deberán elegir entre la continuidad del rajoyismo pragmático que representa la exvicepresidenta del gobierno y la renovación que promete Casado. Curiosamente, esa renovación representa un giro a la derecha encabezado por el candidato más joven. El conservadurismo tecnocrático frente al combate de la derecha más ideológica.

Lo que ocurra mañana es difícil de prever, dado que el voto, finalmente, será secreto, pero es muy posible que en esta contienda se esté dirimiendo lo que cada compromisario --puesto que la mayoría son cargos públicos-- prevea para su propio futuro personal. Quizá por eso muchos de ellos guardan silencio sobre sus simpatías e intenciones. Algo, por otra parte, que ocurre en todos los congresos de todos los partidos políticos, si bien en este caso los compromisarios que deciden el resultado final de la votación no llevan mandato expreso de la militancia.

En Andalucía, Soraya Sáenz de Santamaría obtuvo el 54% de los apoyos, y el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, ha anunciado públicamente que su voto será para ella. Pero hay otras figuras públicas andaluzas, como el cordobés José Antonio Nieto, que apoyaron a Cospedal y han anunciado que trasladarán ese respaldo a Casado. Del resultado de las votaciones de mañana dependerá, por tanto, el futuro del líder andaluz del PP, un futuro que se conocerá pronto si, como se rumorea cada vez con mayor insistencia, las elecciones autonómicas de Andalucía se adelantan y se celebran en el otoño próximo.