Un paseo por el parque, un refresco en una terraza, una salida nocturna con los amigos… Por ahora, esa vida que tan normal nos parecía solo puede anotarse en la lista de los deseos. Volverá, pero resulta difícil predecir cuándo. Por el contrario, hay acuerdo entre los expertos en que la libertad irá llegando a pequeños sorbos. Y aunque el 10 de mayo es el día marcado por el Gobierno de Sánchez para empezar a salir a la calle, mejor tomarse la fecha como el inicio de un proceso y no como el final del enclaustramiento. La recuperación irá llegando poco a poco y son varios los factores que influirán en su velocidad. El más determinante: el volumen de población que haya pasado el virus y que, por tanto, sea inmune. No hay cifras ni oficiales ni fiables en esta consideración, ya que no recogen las personas que han pasado el covid-19 de forma tan leve que no lo han comunicado a los centros sanitarios. Conocer el número de contagiados es importante; también la calma. Que no es sinónimo de parálisis. Progresivamente, la vida debe ir retornando. Pero siempre con precaución y con capacidad de reacción ante posibles repuntes del virus.