Mayo es, desde hace muchas décadas, el mes en el que Córdoba se siente retratada, definida, en el que exhibe sus mejores cualidades. Un tiempo que atrae a los foráneos y que disfrutan al máximo los propios cordobeses. Un periodo en el que la primavera, a veces demasiado calurosa, a veces retrasada, siempre breve, ha dibujado un calendario de tradiciones, algunas muy asentadas, como las Cruces, los Patios, la Feria, las romerías... junto a otras novedosas que se han ido haciendo su sitio y que se comportan, especialmente desde que la ciudad ha apostado claramente por la industria turística, como soporte experimental de la oferta festiva, estética y cultural de esta histórica capital. Mayo es, en cierto modo, el laboratorio en el que Córdoba ensaya las oportunidades de proyección de su marca, y que permiten trasladar actividades a otras fechas del año, como ha ocurrido con la Cata del Vino, convertida, desde su posición en abril, en el pórtico del Mayo Festivo, o el reciente Festival Flora, que se lleva al otoño las esencias de la primavera.

Este año, mayo vuelve a coincidir con la campaña electoral, con el añadido de la resaca del 28-A, una tensa contienda que mantendrá sus conflictos durante las próximas semanas, pero la ciudad está acostumbrada. Con campaña o sin ella, el Mayo Festivo tiene sus ritmos y su personalidad, que no nos queda más remedio que saber acompañar.

El eje de este mes llegará con la Fiesta de los Patios, la más señera y original, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Diario CÓRDOBA presenta hoy la octava edición de su Guía de los Patios --que se entregará a los lectores el próximo martes, 30 de abril-- su principal contribución al mes festivo. La Guía muestra el compromiso de las instituciones y la sociedad con los patios, y, en lo que se refiere al periódico, es la continuidad de casi 50 años de difusión de esta fiesta y acompañamiento de la misma. La Guía de los Patios añade a la trayectoria de información y difusión de nuestro periódico el componente del lujo, de la edición que, junto a una información exhaustiva, cuidada, de utilidad didáctica, actualizada y de reconocimiento a los cuidadores de los distintos recintos, añade la belleza de las imágenes y la calidad de textos y diseño. No se merece menos una fiesta en la que sus protagonistas y las instituciones deben seguir trabajando para preservar su singularidad y evitar que la masificación la ponga en riesgo.

Pronto arrancará el mes que define a Córdoba y que es una oportunidad para esta capital. Un periodo para el disfrute, pero también para la responsabilidad de todos a la hora de preservar el patrimonio y saber compartirlo con el visitante. Y una ocasión para repensar la Córdoba que queremos.