Las cifras son pequeñas, pues Córdoba ha sido siempre una de las provincias andaluzas que menos emigración ha recibido. Aun en los tiempos de bonanza, no había «efecto llamada» posible en una provincia con altísima tasa de desempleo y escasa actividad. De manera que, si los que buscaban trabajo apenas recalaban en esta tierra, menos todavía los que querían invertir en una actividad autónoma, normalmente del sector servicios. Hablamos, por tanto, de 615 autónomos no españoles establecidos en Córdoba, eso sí, bastante activos, pues son propietarios de 825 negocios, según datos de la Cámara de Comercio. Suponen un ligero incremento respecto del año anterior, y una evolución positiva desde los 544 registrados en el año 2013, acorde con la lenta salida de la crisis económica. La hostelería y el comercio minorista son sus principales actividades, y más de la mitad de las empresas que regentan está establecida en la capital, mientras que, en la provincia, se reparten proporcionalmente entre los municipios más poblados, comenzando por Lucena. Todo en consonancia con el comportamiento de otras provincias españolas, si bien a tan pequeña escala que parece insignificante. Sí cabe destacar el punto positivo de que la cifra va a más, lo que es un termómetro de que la actividad económica va mejorando en Córdoba.