La edificación de viviendas ha regresado a cifras positivas, pero la recuperación es tan lenta que invita a una reflexión sobre la economía y la sociedad cordobesa. Con los datos facilitados por el Ministerio de Fomento, Córdoba contaba al cierre del 2017 con 777 pisos por estrenar, más del doble que en el año 2016, si bien este registró el mínimo histórico de la estadística. Lejos estamos, casi a años luz, de las 6.898 viviendas nuevas que las inmobiliarias ofrecían en nuestra provincia en el año 2008, el más alto de la serie histórica, y, aunque la pretensión no es regresar a esas cifras infladas de la burbuja inmobiliaria que tanto coadyuvaron a la tragedia de la crisis económica, lo razonable sería, atendiendo a los mensajes oficiales de salida de la crisis, que hubiera más alegría en el mercado. Pero no la hay, lo que habla de la preocupante tendencia negativa de la demografía en Córdoba, de la situación laboral de miles de personas que no pueden afrontar proyectos vitales a largo plazo, del rígido acceso al crédito, del enfoque de la inversión familiar hacia viviendas de segunda mano, con mejores precios pero muy viejas... Por no hablar de las viviendas de protección oficial, de las que prácticamente no hay ni a la venta ni en proyecto. El sector inmobiliario y de la construcción, que fue locomotora de la economía antes de la crisis, está lejos de recuperar esa primacía, tanto en su vertiente de edificación de viviendas como en la de obra civil, dado que las cifras de inversión pública se han ido desplomando --salvo aquel pellizco al alza de los fondos anticrisis del 2009-- y se encuentra bajo mínimos, El año ha comenzado con mejor ritmo, pues las administraciones han sacado ya a concurso obras por 24,7 millones de euros, todas de la Junta de Andalucía, Diputación y ayuntamientos, pero es escaso y se nota la ausencia de la Administración central, de la que persiste la incertidumbre de si se aprobarán o no los Presupuestos Generales del Estado.