La división de la izquierda ha causado la primera derrota de Pedro Sánchez en el Congreso. Un Unidos Podemos en plena crisis interna por la ruptura entre Íñigo Errejón y Pablo Iglesias unió sus votos a los del PP, Ciudadanos, ERC y Bildu para tumbar el decreto de medidas sobre la vivienda. En la sesión se convalidaron otros siete decretos, lo cual no oculta que es solo la cuarta vez desde 1976 en que un decreto del Gobierno es rechazado a la primera. Con estos siete decretos, se elevan a 24 los que ha sacado adelante el PSOE en siete meses de gobierno, consecuencia de su debilidad parlamentaria. En este contexto de resulta más perniciosa la división de la izquierda, que en este caso ha frustrado la posibilidad de dotar a los inquilinos de un marco legal más beneficioso, una necesidad imperante cuando la vivienda se ha convertido en problema de primer orden en muchas ciudades. Podemos ha votado en contra porque el decreto no recogía todos los puntos acordados con el PSOE en el pacto presupuestario, especialmente el de limitar la subida de los alquileres. El PSOE venía a reconocer esas ausencias, pero Podemos no ha aceptado el paso a paso que le proponían. Este dilema entre lo bueno y lo mejor ejemplifica muy bien lo que ocurre en los debates entre los partidos de izquierda, que muchas veces acaban con una marcha atrás por la falta de acuerdo para seguir adelante. Ahora, el rechazo del decreto, que solo ha estado en vigor un mes, significará la vuelta a los contratos de tres años en lugar de cinco y a las fianzas sin tope. El veto llega en plena negociación de los Presupuestos. Pese a las divergencias, PSOE y Podemos harían bien en entenderse para aprobar medidas sociales que combatan los problemas reales de los más desfavorecidos. Además, ni PSOE ni Podemos quieren ir a elecciones, por lo que su única alternativa es colaborar.