El presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor Acedo, dibujó ayer en Los Desayunos de Diario CÓRDOBA el gran cambio que se ha producido en la consideración institucional, social y legal de este colectivo, que suma ya a cerca de 3,5 millones de trabajadores por cuenta propia, empresarios, emprendedores y profesionales. Y lo ligó a la acción de ATA, que nació en Córdoba de la mano de un grupo de cinco empresarios, encabezado por su padre, Lorenzo Amor López, y que se extendió como la espuma por toda España, ya que los autónomos carecían de una organización que defendiera sus intereses. Es un mérito que ATA puede atribuirse en gran parte, pues aunque después han surgido otras organizaciones, la presidida por Amor --que mantiene su sede central en Córdoba-- es la más numerosa y ha sido la principal interlocutora en los cambios legales que han dado lugar a la Ley del Autónomo y han mejorado la posición de este colectivo en prestaciones sociales, instrumentos contra la morosidad, «tarifa plana» en las cuotas, incentivos a la contratación...

Las instituciones son hoy día conscientes de la importancia de los autónomos para el desarrollo económico y la creación de empleo --por cierto, es significativo, y las administraciones deben tomar nota para sus estrategias de apoyo, que sean las mujeres autónomas las que consiguen más pervivencia en sus negocios y crean más puestos de trabajos asalariado--, y ATA afirma que se ha entendido tanto con los gobiernos del PP como con los del PSOE.

En su exposición en Los Desayunos, Amor destacó que la gran preocupación del autónomo es la competencia desleal que se deriva de la economía sumergida, de la que recordó que «también es corrupción». El colectivo depende en su inmensa mayoría del consumo interno, y le preocupa extraordinariamente la actual situación política en España. Por eso, sin oponerse expresamente, se mostró contrario a la moción de censura que se debatirá hoy y a la posible convocatoria de elecciones, por el riesgo de que se generen escenarios de inestabilidad, pues son muchas las tareas pendientes. Pidió a los políticos que hablen más «entre ellos» antes de hacerlo a la prensa y les recordó que no todo puede reducirse en España a la situación política, pues la vida política va por una vía diferente a la economía real. Por caminos tortuosos frente a la «autopista» económica, según su propio símil. Aunque no se puede compartir sin más que la economía sea lo único que importe en estos momentos en los que el Gobierno del PP podría enfrentarse a un fin de ciclo debido a la corrupción certificada por el fallo del caso Gürtel, sí cabe prestar atención a esta petición de diálogo entre políticos e instituciones, y a su temor de que España se haya instalado en una falsa visión negativa generalista de corte autodestructivo.