La primera decisión de calado de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, la elección de sus ministros, ha marcado de forma diáfana el cambio en el fondo y en la forma que el líder socialista quiere imponer en la Moncloa. El Gobierno de Sánchez está formado mayoritariamente por mujeres (el Ejecutivo con más féminas de Europa) y se caracteriza porque sus miembros son especialistas o gestores con experiencia en las carteras en las que trabajarán (destaca el caso del astronauta Pedro Duque, nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades). Es un Ejecutivo libre de los equilibrios internos partidistas que suelen marcar este tipo de decisiones y que está muy lejos de ser interino. Sánchez habló de convocar elecciones pronto, pero resulta evidente por los perfiles de los ministros que este es un Gobierno pensado para perdurar.

De entrada, Sánchez ha roto en pedazos el discurso de que la paridad es muy difícil de conseguir con un Gabinete con más mujeres que hombres. Además, algunas de las carteras clave (la vicepresidencia, Economía, Hacienda, Defensa...) las ocupan mujeres, un hecho inédito hasta ahora en nuestra democracia. El hecho de que la cartera de Igualdad se integre entre las responsabilidades de la nueva vicepresidenta, Carmen Calvo, es un potente mensaje de que la lucha contra todas las caras del machismo será una de las prioridades del Gobierno. En el ámbito económico, la pareja Nadia Calviño (Economía) y María Jesús Montero (Hacienda) tiene el visto bueno de Bruselas y un currículo de rigor en las cuentas (un claro mensaje a la UE de que España no es Italia). Dos de las carteras más políticas, Administración Territorial y Fomento, las ocuparán Meritxell Batet y José Luis Ábalos, ambos integrantes del círculo de máxima confianza del presidente y con la crisis catalana marcada en rojo en su agenda. Cataluña en su compleja vertiente europea será una de las prioridades del ministro de Exteriores, Josep Borrell, mientras que el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, aporta al cargo su experiencia como juez en la Audiencia Nacional, donde entre otros casos se hizo cargo del caso Yak-42.

Sánchez afirmó que su Gobierno quiere ser fiel reflejo de lo mejor de la sociedad. Paritario, con experiencia y formación, con este Ejecutivo Sánchez ha empezado con buen pie. Síntoma de la solvencia de los nombramientos es el hecho de que, salvo desde el PP, no han provocado rechazo. Son importantes los tres mensajes finales de Sánchez --las prioridades: igualdad, ciencia y solidaridad-- que indican un cariz muy social. Andalucía estará en el foco de todos los análisis, con los tres ministros (Montero puede allanar una de las cuestiones que más preocupan en la agenda de Susana Díaz, que es la financiación). Y es muy destacable que haya dos políticos de registro cordobés, Carmen Calvo y Luis Planas, en un Gobierno de la nación.